Tuesday, March 4, 2008

GOBIERNO Y ESTADO

Curzio Malaparte, escritor y analista político, explicó de manera pragmática la diferencia entre estado y gobierno.
Utilizo como ejemplo la revolución de octubre en Rusia mediante la cual los soviets derribaron el gobierno de Kerensky. El ejecutor de ese golpe de estado fue Leon Trotsky , que planifico la conquista del estado desinteresándose del gobierno.
Mientras Lenín programaba la insurrección general, Trotsky con mil milicianos capturó el servicio de correos y telégrafo, la administración de aguas corrientes, las centrales de electricidad„ los bancos oficiales, la administración de puertos, las estaciones ferroviarias.
La revolución triunfo porque Trotsky se apodero del Estado. Como consecuencia, cayó el gobierno.
De allí que manejar las dependencias técnicas del estado constituye la llave mediante la cual se puede manejar el poder. Esto implica una gran responsabilidad, porque el manejo de la estructura técnica del estado implica manejar la nación, independientemente de la formalidad institucional del gobierno.
La clave del poder consiste en dirigir la estructura técnica del estado, pero ese manejo debe tener un propósito objetivo y concreto, porque de otra manera se malversan sus posibilidades.
El poder no se tiene, se ejercita, pero debe ser para algo. Hace unos días un ministro dijo que el gobierno no tiene planes concretos para superar la crisis de la coyuntura.
A cinco años de ser gobierno esa declaración parece desconcertante, particularmente si se advierte que los hombres del gobierno manejan las estructuras claves del estado.
Este desacierto conceptual puede tener varias motivaciones. Por ejemplo que los hombres de gobierno tengan una relativa conciencia de lo que significa conducir las estructuras del estado, y se limiten a administrar mal o bien esas estructuras sin entender su profundo significado político.
Otra razón puede estar en el hecho de que la elección de los hombres para la conducción de estas estructuras no sea la correcta.
La tercera razón puede ser que nunca hubo clara conciencia de que la manera de asegurar el poder, manejando las estructura del estado, no consiste en mantener el statu quo, sino en producir hechos nuevos y satisfactorios que generen una nueva historia, por encima de las traumáticas condiciones coyunturales.
Manejar el estado es mas importante que manejar el gobierno. Para esa actividad especifica se necesitan buenos técnicos. Pero estos solos no son suficientes. Requieren de otros técnicos en niveles intermedios y menores.
Esa es la clave de la alianza de clases que permite generar acciones solidarias destinadas a desarrollar una política integral para beneficio de toda la comunidad.
Un rumbo u otro depende de la imaginación, la inteligencia y la claridad conceptual de los hombres que conducen las estructuras técnicas del estado y de los que los eligieron para esos cargos.
La estructura política del gobierno, como herramienta del desarrollo nacional, debe apoyarse en la estructura técnica del estado para cumplir sus objetivos.
Si es que los tiene.
De todas maneras, en el caso de que no haya claridad conceptual en la cúpula, quienes dirigen las estructuras básicas del estado deben ser concientes de que es una verdadera torpeza no saber evaluar y utilizar la suma de valores humanos y materiales que el estado ha creado, preservado y desarrollado a lo largo de su historia.
Así como el gobierno se puede alcanzar a través de la conquista del estado y su estructura técnica básica en el caso de una acción revolucionaria, el gobierno puede preservarse manejando con solvencia esas estructuras, porque son los instrumentos indispensables para cumplir los proyectos de desarrollo nacional.
En el caso de que haya proyectos.
Y si realmente no los hay, como dijo el ministro, hay que hacerlos.

Sunday, March 2, 2008

EL ARTE DE LA GUERRA

Lo que tienen de común las guerras, cualquiera sea la oportunidad o la región en que tienen lugar, es que nunca la razón que se exhibe para llevarlas a cabo, tiene relación con su verdadera motivación. La guerra de la cual habla el mundo, la de Bush contra Irak, constituye un ejemplo que conviene analizar, porque si bien se desarrollara a muchos kilómetros de distancia, de una manera u otra gravitará sobre nuestra vida.
El hecho es que la guerra de Irak, es solamente un episodio localizado de una guerra global en la que estamos inmersos, que acentuó su violencia y su desparpajo en los últimos cincuenta años. Las motivaciones profundas que desencadenan la guerras, siempre fueron objeto de estudio por historiadores y politólogos, años después que finalizaron. La que tenemos a la vista revela sus objetivos con total desaprensión, ignorando muchos años de trabajo de la humanidad para crear condiciones de convivencia civilizada.
No hay que equivocarse. La guerra global tiene un gran escenario y millones de protagonistas.
En Colombia, país en guerra, la “ayuda humanitaria” norteamericana consiste en la provisión de armamento y alta tecnología represiva a las fuerzas paramilitares, responsables del setenta por ciento de los asesinatos y actos de terror. Las fuerzas paramilitares, aliadas con el ejército regular, se preocupan por eliminar aldeas enteras, despojan de sus tierras miles de campesinos y protegen la actividad de los traficantes de droga, como puede leerse en los informes de las organizaciones de Derechos Humanos, y en las investigaciones de las Naciones Unidas sobre la condición socio económica de los pueblos de América.
“Ayuda humanitaria” entonces, consiste en una multiplicación del terror y la violencia Se cambia el sentido y el significado del lenguaje.
Estados Unidos fue el proveedor de armas de destrucción masiva a Saddan Hussein, que las utilizó para eliminar kurdos en la frontera norte y chiitas en la frontera sur, después de la primera guerra del golfo. El dictador iraquí seguía siendo un buen amigo de Estados Unidos a pesar de la Tormenta del Desierto. Cuando un grupo de oficiales de Irak propuso liquidar al dictador, fueron denunciados por los servicios de inteligencia norteamericanos y fusilados por Saddam Hussein.
El ejército turco también recibió “ayuda humanitaria”. Se benefició con la mayor provisión de armamento norteamericano, después de Israel, lo cual les sirvió para asesinar a no menos de un millón de kurdos en la frontera sur, sin mencionar la ocupación de tierras de campesinos, destrucción de casas, y genocidio profiláctico, actividades rutinarias en Palestina sobre las cuales informa la crónica diaria.
Leyendo los montos de las subvenciones a la producción agrícola en Estados Unidos, se descubre un hecho sorprendente. El ochenta por ciento de esas subvenciones benefician a los grandes comercializadores de materias primas alimenticias y no los campesinos, pequeños o medianos, productores de esa materia prima. Esto significa que, en grados diferentes, el campesino en Estados Unidos padece las condiciones de cualquier campesino en Kurdistan, Paraguay, Irak o Timor Oriental. Si a esto le agregamos la lucha por el petróleo, tenemos la clave de una guerra que finalmente, introducirá al mundo en una grave crisis, sin que podamos tener la certeza de que los ganadores serán los mismos que hoy exhiben su poder, con una soberbia casi infantil.

UNA HISTORIA COTIDIANA

En el Brasil capturan un cargamento de armas, presuntamente introducido por la frontera paraguaya. Las autoridades policiales locales se apresuraron en informar que las armas son de fabricación brasileña. Con este dato seguramente se quiere aventar la hipótesis de que se trata de una operación de contrabando de armas, manejada por delincuentes paraguayos.
Lo cierto es que se trata de armas fabricadas en Brasil, pero igualmente existe responsabilidad por parte de las autoridades de Paraguay.
Es probable que se trate de un caso de triangulación de operadores brasileños en complicidad con socios paraguayos. Las armas fabricadas en Brasil salen hacia territorio paraguayo y vuelven a entrar de contrabando. Se trata de una operación comercial con buen rédito financiero que se lleva a cabo con una metodología común a varios productos. Particularmente cigarrillos, electrodomésticos, juguetes, bebidas, etc.
La triangulación constituye uno de los problemas que deteriora las posibilidades de desarrollo del MERCOSUR, un buen proyecto que permanece en borrador, porque la triangulación agrede el orden comercial de los países protagonistas de la operación, desvirtúa los objetivos del acuerdo, y malversa la posibilidad de producir, comercializar y exportar legalmente productos que podrían promover el progreso económico.
El proceso se funda en los desniveles impositivos porque se exporta con arancel 0, se introduce de contrabando en el propio país productor, y se comercializa a precios inferiores a los de la competencia que debe pagar impuestos internos directos o indirectos.
El método favorece el comercio ilegal y se aplica a artículos tan diversos como armas o cigarrillos. En ambos casos constituye una
Agresión a los proyectos de desarrollo económico, e introduce una condición delictual en la cual se mezclan comerciantes y pistoleros, en asociaciones ilícitas con proyecciones imprevisibles.
Si bien tanto los cigarrillos como las armas matan, sería inútil equipar los grupos terroristas o narcotraficantes con cigarrillos, pero si con armamento sofisticado, sutil o pesado destinado a operaciones diversas, por lo cual, el hecho de que las armas capturadas en Brasil sean de calibre menor, no implica necesariamente que su uso sea meramente de prevención doméstica, adecuado a la defensa personal.
Cuando el proceso de integración haya puesto fin a los aranceles, la triangulación se incorporará como parte del sistema y se podrán comprar en cualquiera de los países miembros del MERCOSUR, productos de diversos orígenes, pero siempre de la región.
Mientras esto no ocurre, porque la implementación requiere tiempo y expansión económica, la triangulación deteriora los proyectos industriales locales y constituye una economía negra que margina o se introduce, definitivamente, en el delito.

“LA COSSA NOSTRA”

Cuando escuchamos los reclamos de los choferes de las empresas de transporte, tenemos la impresión de que vivimos en el siglo XVII. Nos introducimos en el túnel del tiempo y en lugar de pensar en choferes de ómnibus propulsados con motores a explosión, pensamos que se trata de cocheros condenados a tripular la calesa de por vida y sin salario. Solo por la comida.
Aunque la comparación no sea así en términos absolutos, parece increíble que los choferes tengan que reclamar que se pongan en vigencia las ocho horas de trabajo diario que establece la ley.
Este era el reclamo de los trabajadores ingleses de las minas de carbón durante el siglo XVIII. Me temo que seguirá siendo el reclamo de los choferes paraguayos durante el próximo siglo.
Uno de los grandes misterios de este mundo es la impunidad, las reiteradas violaciones de la ley, la prepotencia y la arbitrariedad inmoral de los propietarios de las empresas de transporte.
Simplemente no cumplen las leyes, desprecian al público usuario y se reparten el negocio entre sí, como si integraran una comunidad mafiosa e intocable. La “Cossa Nostra”.
Sobreviven a todos los gobiernos en un impúdico oligopolio que fija sus propias normas, invariablemente opuestas a las de la convivencia civilizada y el progreso.
No se trata solamente de las ocho horas que reclaman con razón los choferes. Se trata de la vida de los pasajeros, amenazada por la inestabilidad técnica de unidades obsoletas, se trata de la vida de los transeúntes obligados a esquivar a los saltos el descontrol de los ómnibus con frenos defectuosos o gastados, se trata de la arbitrariedad de los recorridos “negociados” con las autoridades competentes(?).
¿Quien es el “capo” de la mafia? Debe ser un “capo” antiguo. O funciona el poder hereditario. Como en las mafias que conocemos a través de las novelas, de las películas cinematográficas o de la crónica policial.
El ministro o funcionario que se atreva a ponerle el cascabel al gato pasará a la historia. Como héroe o como difunto. Pero pasará a la historia si el esfuerzo, el coraje y la decisión tienen éxito.
Es sencillo. Basta con declarar caducos todos los recorridos y las autorizaciones para transportar pasajeros.
Habrá que llamar a un concurso en el cual las empresas deberán comprometerse a incorporar vehículos nuevos, modernos y eficientes, tripulados por personal profesional bien pagado. Deberán respetar los horarios y los turnos. Para quienes ganen el concurso, se comprometan y no cumplan queda la alternativa de cancelarles el contrato.
Algunos “patrones” del transporte dicen que si cumplen esas condiciones, sin duda razonables y civilizadas, el negocio se torna inviable y pierden plata.
En ese caso deben cambiar de ramo. Porque son las condiciones que se cumplen en cualquier país del mundo. Menos en un área del territorio de Ruanda y en Paraguay.