Wednesday, October 21, 2009

El imperio de las mafias

La información cotidiana señala el avance del poder de la mafia del narcotráfico.

El episodio en Ñemby, la bomba incendiaria en la casa el comisario donde murió su esposa e hijas, revela la libertad con que se mueven los sicarios.

Se pone en evidencia la complicidad policial. Sin ningún reparo, técnicos policiales argumentaron sin vergüenza, que se trató de la explosión de una heladera. Parece una broma si no fuera una tragedia.

El crecimiento de la mafia del narcotráfico y la complicidad, implica el crecimiento de otras mafias: contrabando, tráfico de rollos, lavado de dinero, asesinatos por encargo, prostitución y asaltos domiciliarios o callejeros.

Los legisladores se han propuesto debilitar el ejecutivo, ignorando el hecho de que ellos también son parte del gobierno (surge de su conducta política) con lo que se apoya directa e indirectamente el crecimiento de las mafias.

No se trata de una evaluación política. El debilitamiento del ejecutivo, en cualquier país del mundo, implica el natural crecimiento de la ilegalidad y el crimen.

Conviene saber cual es la medida de participación consciente de legisladores y miembros del poder judicial en el proceso.

El interés de algunos legisladores, cuyos nombres conocemos por aparecer cada día en los medios, que trabajan para afirmar su poder sobre el aparato judicial, conduce a pensar que no se trata de un propósito destinada a proteger a los huérfanos pobres, ni a los chicos de la calle, ni a las madres solteras, sino a preservar la impunidad de los delincuentes. Si este no es específicamente el propósito, es sin duda el resultado.
Esta conducta surge de la incapacidad por, parte de legisladores y funcionarios de la justicia, de discriminar entre el interés particular y el interés nacional.

Ante este panorama sorprende la indiferencia de los sectores que representan el poder. El proceso conduce a fórmulas manejadas por los jefes del narcotráfico, que tendrán, como ya tienen en algunos casos, capacidad de decisión sobre la conducta tradicional de los líderes de la realidad nacional.

Cuando se impone como rutina la impunidad, hay que saber que la impunidad es para todos. Lo que se inicia como una característica de sector, se convierte en una conducta nacional.

Se llega al extremo de que por acuerdo político se anulan los procesos a responsables de delitos y crímenes, especulando con su eventual gravitación política en la distribución del poder. En el caso notorio y concreto de Lino Oviedo, relevado de su responsabilidad por asesinatos, narcotráfico, como consecuencia de maniobras políticas, el personaje se convierte en árbitro del proceso político. Es de suponer que los jefes del narcotráfico internacional terminarán escogiendo o desechando políticos y empresarios, policías y militares obedientes o desobedientes.

Mientras esto ocurre la estructura económica, social y política del país se deteriora cada día. Se incrementa el hambre, la discriminación, y la ausencia de educación anula perspectivas para la juventud y la no juventud, que imita el ejemplo de los policías y políticos corruptos e impunes, y resuelven que es mas barato, sencillo y eficaz robar y si es necesario asesinar, para resolver sus problemas personales.

Los campesinos que cierran rutas o invaden propiedades no tienen idea de lo que es el marxismo o el comunismo. Pero algunos dirigentes que los manipulan, seguramente tienen propósitos políticos y económicos, que por ahora aparecen confusamente en el panorama nacional pero cobrarán vigencia en el futuro. La libertad de acción de las mafias y la irresponsabilidad de políticos, empresarios, policías, militares y periodistas coadyuva a este proceso de disgregación nacional en el que la gente terminará trabajando, directa o indirectamente al servicio de cualquier signo político, aunque no entienda que significa.

Este panorama poco optimista es consecuencia inevitable del debilitamiento del ejecutivo, proceso trabajado con precisión por políticos, jueces, empresarios, y periodistas que no miden su consecuencia y tampoco se hacen cargo de su responsabilidad.

Tuesday, July 14, 2009

LA INFORMACIÓN CONFUNDE LAS IDEAS

La exposición de la Sociedad Rural en Mariano Roque Alonso, constituye una clara expresión de la calidad y nivel intelectual de empresarios y políticos. Escuchamos afirmaciones que nos inclinan al análisis, con la reserva de que los que se autodefinieron como representantes “del campo” cometieron una injusticia discriminatoria inaceptable. No dieron lugar a vacas y caballos que debieron tener una ubicación privilegiada en el palco oficial. Estimo que estos cuadrúpedos, legítimos representantes de la expresión “el campo”, a diferencia de los otros, con sombrero Stenson, podrían haber introducido comentarios inteligentes y claros sobre conceptos que inclinan a la duda y el misterio.
Ocurre que hasta ahora nadie ha definido con claridad que es la “izquierda” calificación que para empresarios, políticos y muchos periodistas constituye una nebulosa perversa indefinible que puede carcomer los valores profundos de la nacionalidad. Parece ser que esos malditos izquierdistas pretenden cambiar el país y terminar con el feudalismo, Denuncian los acomodos para robar al estado, quieren obligar a pagar impuestos, evitar la contaminación con los agroquímicos venenosos, descubrir quien es realmente propietario legítimo de un pedazo de tierra y quien la robó o la recibió por obsecuencia, o maniobras varias en el campo del delito. Estas intenciones odiosas e insoportables configuran para los próceres de la Rural, el más puro izquierdismo. El presidente de la Rural denunció la violencia en le campo, mientras estimuló el tractorazo que en su opinión no parece constituir una expresión de violencia. Esto nos lleva a concluir que a violencia motorizada no es violencia, pero la violencia pedestre, si es violencia. Tiene razón, como soportar la exhibición miserable de hombres, mujeres y chicos sucios y rotosos interceptando los tractores de un millón de dólares que permiten a los salvadores de la patria sostener la justicia distributiva dando a los integrantes de la Rural lo que se merecen y a los campesinos terroristas y subversivos también lo que se merecen. Esto es obligar al respeto por el orden y la organización institucional con el democrático instrumento de palos y coces, según quien los propina.
Las indefiniciones, izquierda, orden, respeto por el statu quo, nos motivan la generosa idea de conseguir una beca para que el presidente de la Rural se incorpore a la escuela primaria y aclare sus conceptos, lo que no servirá a nosotros para interpretarlo en el futuro, si le toca una maestra alfabeta, condición que no debe interpretar como un agresión subversiva. Finalmente, debe descubrir que conocer el significado de las palabras no es una cosa mala, y eventualmente se puede extender el conocimiento a vacas y caballos, auténticos representantes del campo, sin olvidar tractores y cosechadoras que por ahora no hablan pero seguramente piensan mas que sus propietarios y un día de estos se sublevan. No contra la injusticia, sino contra a ignorancia. Los discursos de los ruralistas, hay que llamarlos de alguna manera me recuerda un ganadero amigo que decía: “No solo somos brutos, sino que estamos orgullosos de serlo” Entienden como es la cosa?

Thursday, July 2, 2009

EL ESCRITOR EN EL MUNDO GLOBALIZADO

El tema de esta reunión consiste en analizar la posición del escritor en el mundo globalizado. Habrá que empezar por saber de que se trata, para descubrir de que manera puede afectarnos.

La globalizacion constituye una expresión semántica nueva, que esconde un concepto viejo.

Todos los imperios a lo lago de la historia intentaron ser protagonistas de la globalizacion, ubicados en la posición, no se si más cómoda, pero si más beneficiosa.

Intentaron, y lograron en muchos casos, manejar la globalizacion en su beneficio. El Imperio Romano fue global, porque abarcó prácticamente todo el mundo conocido, en un territorio que los romanos consideraban valioso.

La globalizacion funcionó. Las condiciones de dependencia que impuso el Imperio, fueron sencillas. Los pueblos debían someterse a la autoridad romana, conservando sus propias autoridades e instituciones. Solo que debían pagar tributo al emperador.

Los que intentaban evadir esa responsabilidad, eran crucificados. Así la globalización se convirtió en la expresión formal de la dependencia.

A veces otro proyecto de imperio le disputaba el dominio a los romanos. Esto ocurrió con Cartago. Allí la dependencia se convirtió en interdependencia neurótica.

La vocación globalizadora de Roma no fue un invento de los romanos. Los Persas hicieron lo mismo, también los hindúes y los chinos. Por este motivo los chinos se enfrentaron hace mil años a los vietnamitas, que entonces constituían el reino de Nam Viet y eran temibles. Igual que ahora. Si les preguntamos a franceses y norteamericanos.

El Imperio Español se organizó bajo el signo de la globalizacion.

Con genialidad geopolítica los españoles organizaron en América un imperio global, con cuatro virreinatos y una capitanía general. Después aparecieron los criollos patriotas y demolieron esa obra de arte de estrategia política, y la convirtieron en veinte países escasamente independientes, esencialmente subdesarrollados e incapaces de controlar su propia gobernabilidad.

Los proyectos globalizadores fueron continuados por Francia con Napoleon, por Inglaterra con Disreli , por Rusia con Catalina.

La globalización tiene que ver con los espacios económicos. Así surgió, antes que en ninguna otra parte en Gran Bretaña la revolución industrial, aunque este país era el mas atrasado de Europa. Entre Inglaterra, Escocia y Gales constituían un espacio económico integrado.

Ocurrió lo mismo con Estados Unidos. Las trece colonias se integraron y ocuparon todo el territorio, desde el Atlántico al Pacifico. Fue una comunidad que mantuvo su homogeneidad, para lo cual debió matar a los indios, los dueños originales del territorio y los bisontes que constituían su alimento favorito.

Rusia intentó la misma cosa, para lo cual construyó el ferrocarril Transiberiano. Necesitaba interconectar y unificar su territorio para establecer un mercado integrado, bajo el dominio del imperio zarista.
El problema para Rusia consistió en que hubo una revolución y conquistó el poder un movimiento político que no creía en el mercado.

De manera que Estados Unidos de América, Francia, Inglaterra, Rusia, en los últimos siglos, intentaron hacer lo que España nos entregó organizado, y nosotros destruimos, esparciéndolo como un fatal rompecabezas. Ahora, varios siglos mas tarde, intentamos armarlo nuevamente.

Esta larga historia con que los estoy aburriendo es indispensable para entender que cosa objetiva e inevitable es la globalizacion.

La guerra es un buen negocio para los países del primer mundo, grandes fabricantes de armamentos, cuando son de alguna manera controladas. Para eso, el sistema debe funcionar dentro de ciertos parámetros, de los cuales los países debe salirse esporádicamente por voluntad y no por azar.

Cumpliendo esta mecánica de sustitución de la guerra por el comercio, algunos empresarios entendieron que era tan buen negocio venderles carne envasada a los vietnamitas, como rociarlos con bombas de napalm. Además, la actividad comercial tenía menos riesgo.

Concluyo entonces, en que en mi opinión, la moderna globalizacion constituye la expresión semántica de la vieja dependencia imperial. Obviamente regulada por nueva normas que adscriben a relaciones civilizadas. Necesarias, para que no se tornen en incivilizadas.

El mundo no se divide en izquierdas y derechas. Eso constituye, como decía Ortega y Gasset una especie de hemiplejía moral. Los países se dividen en países desarrollados y países subdesarrollados.

En consecuencia, así lo enseña la historia, los países subdesarrollados dependen de los países desarrollados.

A la vez los países subdesarrollados son generalmente proveedores de materias primas, y los desarrollados son proveedores de productos industriales.

Ocurre que cada día las materias primas valen menos en el mercado internacional y los productos industrializados valen más cada DIA.

La consecuencia de esa penosa relación de intercambio, que nos agrede, se llama Deterioro de los Términos del Intercambio.

Ustedes se preguntaran que tiene que ver todo esto con el arte y particularmente con la literatura. Pues tiene muchos que ver.

Cuando los europeos descubrieron América, los americanos descubrieron Europa. Si se analiza la historia de la cultura a partir de ese episodio se verá que la interdependencia cultural constituyó una constante, aunque los dioses nativos se hayan disfrazado de santos cristianos.

Terminado el auge de los imperios, mediante una inteligente negociación política, los imperios se unieron. Su objetivo fue no pelear batallas menores. Se dedicaron a crear nuevas condiciones que aseguraran la dependencia a que serian sometidos los países subdesarrollados. Estos, por su realidad socio económica. carecían de las condiciones objetivas, que pudieran permitirles participar en el gerenciamiento del negocio.

El poder económico esta dado por la acumulación de recursos financieros y tecnología, orientados por una lúcida concepción política. Esta es la condición del mundo contemporáneo.
Nosotros, en América, integramos el grupo de los dependientes. Se trata de una verdad objetiva que no debe lastimar nuestro orgullo.

Los escritores debemos conocer esta realidad objetiva, en el orden político, económico y social.
¿Y la Cultura? Basta observar los anaqueles de cualquier librería de América para descubrir que la globalización, instrumentada por la vieja voluntad de dominio del primer mundo, se nos ha impuesto, mucho antes de que se firmaran pactos o acuerdos económicos.

Pero a la vez, por la natural gravitación de las ideas y por la capacidad creadora de nuestros artistas, se ha producido también el proceso inverso. Nuestra cultura americana accede al mercado de Estados Unidos, de Europa y aun de algunos países de Oriente adscriptos al primer mundo. Desde Ricky Martin hasta García Marques.

Se trata de un proceso paralelo de dependencia e interdependencia.

El proceso es inevitable. Conviene reflexionar sobre la manera de proyectar nuestra capacidad creadora. Aguzar la imaginación y generar la mejor metodología destinada a ganar espacios en el mundo cultural internacional, que suele ser bastante hermético.

Sin embargo, yo estoy convencido de que casi todo depende de nosotros. Debemos estar dispuestos a competir con nuestras relativas fuerzas. No es el caso de dar la batalla por perdida antes de empezar. Leernos entre nosotros no me parece malo de ninguna manera. Pero tal vez es insuficiente.

Nuestros libros son expresión de nuestra realidad americana,
Aun cuando sostengo que el arte no tiene nacionalidad. Sin embargo es por lo menos bastante improbable, que la característica formal y esencial de nuestros libros puedan ser adjudicada a un neoyorquino, un finlandés o un francés de París.

Tenemos la necesidad vital y la obligación, de crear y exhibir nuestro patrimonio cultural.

Estamos irreversiblemente inmersos en el mundo globalizado no por propia decisión. Es la natural consecuencia de una fatalidad histórica.
Tratemos entonces de aprovecharlo. La comunicación se funda y se expresa a partir de estructuras económicas y políticas cuya naturaleza no debemos ignorar.

Debemos hacer un esfuerzo conjunto entre escritores y editores.
Muchos editores son solamente imprenteros. Si no tienen organización ni entusiasmo para distribuir dentro de las fronteras del país, es poco probable que tengan ideas pragmáticas para distribuir fuera del país.

Es curioso que no se aprovechen las ventajas comparativas de Paraguay, precisamente dentro de la región, a través del MERCOSUR y hacia los otros países americanos, Estados Unidos o Europa mediante el aprovechamiento de la globalizacion.

En Paraguay se puede editar a menor costo que en muchos países del mundo. Un plan conjunto entre escritores y editores, tal vez con alguna ayuda de las instituciones del gobierno organizadas para promover el libro, podamos romper el cerco y difundir nuestra literatura fuera de las fronteras.

Pero nosotros debemos poner las ideas y la imaginación. Si bien la globalizacion es una dependencia, también constituye una buena apertura para la difusion de nuestra cultura.

Internet también es un camino. La Sociedad de Escritores del Paraguay debe tener su pagina WEB para difundir libros, congresos y promover el intercambio. Lo mismo cada uno de nosotros podemos desarrollar nuestra propia pagina WEB.

Propongo que esta Sociedad de Escritores y las Subsecretaría de Cultura de la Nación, organicen un programa de difusión internacional, con la misma energía y pragmatismo con que apelamos a los medios de comunicación locales, para anunciar un evento o el lanzamiento de un libro.

La globalizacion achicó el mundo. De manera que la diferencia entre la promoción local y la internacional es un problema de grado.

Creo que debemos ponernos a trabajar, ahora mismo. Gracias.

Sunday, May 24, 2009

ENTRE LA FANTASÍA, LA ESTUPIDEZ Y LA REALIDAD

Lo bueno que tiene la democracia con la “libertad de prensa” y la libertad de opinión, es que se puede hacer una encuesta nacional sobre la extraordinaria cantidad de monos sabios, ocultos bajo las tinieblas de la dictadura, que hoy se exhiben con gran entusiasmo bajo el sol.
Es extraordinario y sorprendente. Un fenómeno creo que único en el mundo, y si no es así, pido disculpas por mi ignorancia.
Que los Estados Unidos de Norteamérica no puedan superar la crisis financiera, que hace años se veía venir, según dicen los que saben, y que Bush apele a medidas marxistas—leninistas para intentar resolverla, no es sorprendente. Si los tecnócratas hubieran leído a Marx sin prejuicios, habrían descubierto que el marxismo, poco tiene que ver con el comunismo, y se trata de un método de interpretación histórica al que apela cualquier tipio serio, para saber lo que ocurre y como va a terminar. Así sea el Papa o Stiglitz. Ahora Bush aplica el marxismo para intentar, seguramente sin éxito, salvar un sistema cuyo pecado original se funda en preservar los buenos negocios para los amigos.
Como Paraguay es un país precapitalista carece de crisis financiera. Padece una crisis estructural que configura su condición de país subdesarrollado. Esto es, la incapacidad de sostener un autodesarrollo sostenido.
Carece de recursos financieros y tecnológicos. Pero aún mas grave, carece de Plan de Desarrollo económico y social.
A partir de allí se ignoran por desaprensión o ignorancia, razonables y probadas metodologías destinadas a resolver los temas elementales: desocupación, falta de productividad, de escuelas, salud, política exterior, industria, modernización de la producción agrícola ganadera, etc., datos que configuran la condición del subdesarrollo cuidadosamente ignorados como temas de discusiones y análisis, fundados en estudios serios.
Los monos sabios se expresan tangencialmente en un rico macaneo imaginativo, que los medios repiten machaconamente sin actitud crítica. Parece suficiente llenar las paginas de los diarios y los espacios radiales y televisivos, sin explicar nada, entre avisos comerciales sobre como reducir la cintura, cuidar el peso y el movimiento del pelo de señoras y señoritas o como ser más eficientes en la limpieza de la cocina y la ropa.
Asistimos a la proliferación de ignorantes monos sabios, seriamente preocupados en conocer el significado de la grave circunstancia de que el presidente vuele en un avión privado, a una cita internacional, que se dedique a recomponer la imagen del país, utilizando un montón de horas que debería dedicar a escuchar a los postulantes a cargos públicos de gente con extraordinarios valores reconocidos por su mamá o sus amigos que esperan participar de alguna manera en el suceso. Otros lúcidos ingenieros hidráulicos aficionados, indican con profusión informativa de los medios serios, que se debe hacer con Itaipú, Yaciretá o el río Paraná, para recuperar la dignidad nacional, sin recordar el porqué de los cortes de luz, ni que Asunción vive un oscurecimiento de guerra permanente.
Nunca “los monos sabios” están de acuerdo con las designaciones de los funcionarios, sean buenos o malos, lo sabremos cuando estén en funciones, no antes, y los argumentos recorren un catálogo de objeciones que van desde el recuerdo de que una vez en segundo grado de la escuela elemental fue aplazado en aritmética(ignorando que esto constituye una prueba de inteligencia) o porque se sospecha que compró el auto nuevo con el dinero que le robó a la tía de la mesa de luz. Una objeción realmente comprensible porque en nuestro país,. nadie jamás, históricamente probado, se ha quedado alguna vez con recursos ajenos(¡)
Los monos sabios se asombran de que en unos meses el gobierno no haya resuelto los sencillos problemas que se arrastran desde la guerra de la triple alianza, cuando cualquiera de ellos (Los MS) tienes fórmulas idóneas para multiplicar la producción, terminar con la desocupación, mejorar los niveles de cultura de la población (campesina y urbana), terminar, con el contrabando, la trata de personas, la depredación ambiental, el tráfico de drogas, la especulación bancaria, la recuperación de millones de dólares que las buenas gentes honestas preservan fuera el país, para no contaminarse con el “populismo”, expresión que inventaron los círculos de corrupción internacional y locales, para anatematizar a quien pretende desarrollar políticas destinadas a terminar con la ignorancia, la miseria, la injusticia, el hambre, y la violencia social determinada por la discriminación y la avaricia.
Basta revisar los medios de comunicación, las declaraciones y manifiestos de instituciones empresarias, partidos políticos, grupos sin tierra, sin techo, sin auto, sin club de golf , sin herencia de la tía rica que donó su fortuna a los salesianos, para descubrir que los monos sabios ocupan la escena nacional, alentados por los monos sabios extranjeros que hoy no tienen idea e como resolver la crisis mas grave de su historia. Tal vez repitiendo los mismos errores.
Que Dios nos ayude, si es cierto lo que dice el padre Agustín, que investiga lo que saben los jesuitas sobre los milagros divinos, y sobre la misteriosa proliferación de los monos sabios.

INTRODUCCIÓN A LA NOVELA POLICIAL

En estos días es imposible que alguien pretenda definir lo que es la novela policial. El intento sería infructuoso ya que el propio término a definir -novela policial- es tan amplio como inexacto. Sin embargo, es algo generalizado que un gran número de lectores identifique una novela policial sin mayores dificultades. Explico el porqué de este fenómeno. La noción de novela policial ha aglutinado y oscurecido términos como novela criminal, novela de misterio, novela de suspenso, novela negra, dura o de detectives; términos que se han creado, principalmente, por cuestiones del mercado de venta del libro. Países como Estados Unidos, Inglaterra y Francia son quienes más libros han producido bajo este rótulo y han solventado su prestigio atribuyéndose, cada uno de ellos, un estilo nuevo y diferente en el género que ha propiciado nuevas series editoriales.
Lo cierto es que cada denominación encierra sus propias características, pero, sin lugar a dudas, derivan de un único tronco: el género policial. De ahí la identificación del público. Así, nuestro primer intento será hallar los patrones estructurales determinantes que nos permita precisar las variantes de este género policial y demostrar que hubo tres caminos seguidos: el relato policial clásico, la novela policial negra y la novela de espionaje. En esta investigación me detendré en las dos primeras, pues la tercera, si bien es valedera, escapa de los puntos a tratar a lo largo de estas páginas. Sólo así podremos luego entender cómo este género se inserta dentro del proceso creativo de la narrativa latinoamericana.

Pienso que lo que es para el poeta el soneto: sobriedad, disciplina de medidas, síntesis de arquitectura y resonancias: eso debería ser la novela policíaca para el novelista. En ella no cabe nada que sea superfluo, añadido, improvisado o gratuito. Nada en ella deja de ser causa de efectos de antemano planeados: nada en ella es impune. Está hecha a imagen y semejanza del oscuro y misterioso acontecimiento en cuyo torno gira: debe realizársela sobre seguro, con premeditación y alevosía. No debe sobrar ninguno de sus personajes: en sus capítulos no caben desocupados. En la novela policíaca existe ocupación plena. Sus descripciones se producen, no por el penoso placer de describir, sino porque el planteamiento del terrible problema y su solución lo exigen. Sus diálogos no se traban para llenar espacio, ni para hacer gala de sutileza o habilidad, sino para inducir al lector a hipótesis que miran al mantenimiento del suspenso o para insinuar, con prudencia infinita, la pequeña grieta que conducirá a la salida del laberinto. Aún las palabras al parecer más inofensivas o casuales, aún las más nimias alusiones tienen trascendental consecuencia ulterior. Su arquitectura es precisa y exacta, con la exactísima precisión de la arquitectura de una sala de conciertos, cuya bóveda no puede permitirse adorno alguno, pues se dañaría la acústica, que es lo único que ella se propone. La novela policíaca no persigue sino su misterio: plantearlo con precisión y demolerlo con igual precisión. Por ello no soporta añadiduras ni digresiones: su símil perfecto sería esa estricta y precisa arquitectura que exige una sala de conciertos. Todas sus partes deben unirse en armonioso ensamblaje, formando un conjunto extraño, encantador y obsesionante, isócrono como la marcha de un reloj y honesto como el funcionamiento de una brújula.
La acción de la novela policíaca transcurre siempre en los linderos de la más pura acción poética. Gira en torno de un misterio inicialmente impenetrable; de un hecho terrible, en el que una aguda y poderosa inteligencia se pone al servicio de la oscura bestia que habita en el fondo del hombre más civilizado. Todo su ambiente está transido de misterio: se palpa el misterio en el aire: es tan denso que se lo podría cortar en pedazos, con un fino cuchillo. La acción, que parte de la muerte y a ella se dirige, está siempre en su ámbito y transcurre escrupulosamente cronometrada, precisa, inexorable y sobrecogedora, como todo lo sujeto irremediablemente a la marcha del reloj. Los personajes se mueven en un ambiente de terror fluido, en el cual se presiente al asecho una inteligencia penetrante y poderosa, entregada al apasionado servicio de la muerte malvada o del crimen, en cualquiera de sus formas, actuando desde la sombra, moviendo con manos implacables y sabias los hilos de la trama, entre los que se debaten los habitantes de la casa trágica, los artistas del circo siniestro, los funcionarios del rincón enlutado. Todos, desde el principio, son marionetas que penden de las manos del gran titiritero, del artista que ha armado el funesto retablo, del genial o burdo asesino que asume así una condición de grandeza, que lo equipara al destino. Destruir esta grandeza, devolver a las marionetas su condición de hombres, romper el laberinto, es la tarea a la que más actor que espectador, está invitado quien lee una novela policíaca.
En la novela policíaca asistimos al duelo a muerte entre dos inteligencias: la del criminal, que prepara el escenario y comete el gran acto criminal con las mismas precauciones, métodos y exquisitos cuidados que usa el artista para crear su obra maestra; y la del detective, que planea la destrucción de la obra del genio malvado, y a ella y se encamina, con pasos cautelosos, pugnando por mirar más allá de las apariencias que le fueron dejadas para que se equivoque, luchando por obtener una visión de conjunto, rebasando los pequeños detalles, por sobre los árboles que no dejan ver el bosque, marchando entre las huellas torcidas y falsificadas, hasta descubrir la punta de la trama de la muerte, que permita tirar del hilo suelto y deshacerla para siempre. La novela policíaca, ámbito del misterio, terrorífica, de respiración anhelante, despierta la fiebre y la ansiedad, y debe ser construida con frialdad absoluta, destinada a despertar la más extrema emoción. Debe crearse sin emoción alguna: está situada en la frontera imprecisa que separa la creación matemática de la creación poética.

DEL RELATO DE MISTERIO A LA NOVELA POLICIAL

El misterio y la revelación del misterio siempre han sido tema y materia de la literatura. Y lo seguirá siendo en tanto el hombre continúe con su incontenible y peligroso afán de búsqueda de la verdad.
El relato policial a diferencia de lo otros relatos que hurgaban en las verdades humanas, pretendió hallar la verdad más elemental. Más que un misterio sobrenatural, había un ocultamiento casero: una carta, una víctima, un diamante, un caballo de carreras favorito y cuanto objeto tenga más un valor monetario que sentimental. A decir de G.K.Chesterton: "la novela policíaca es, después de todo, un drama de caretas y no de caras" (CHESTERTON, GilbertKeith, citado por Gubern, Roman La novela criminal p.41).
Entre muchos antecedentes, uno notable es el pícaro, ladrón, artista de circo, vagabundo y posteriormente agente de la Sûreté francesa, François Eugéne Vidocq (1775-1857). Este hombre estuvo inmerso en el mundo de las sociedades industriales con sus maquinarias, obreros, desempleados y ladrones. Era conocedor de todos los grupos de delincuentes y participó con ellos en múltiples crímenes. En uno de ellos fue capturado y puesto a disposición de la justicia, pero ésta se encargaría de aliarlo al departamento de policía. De delator se convirtió en cazador de malhechores franceses. Gracias a sus Memorias publicadas en volúmenes a partir de 1827, se sabe que atrapó a miles de ladrones con un método que le fue infalible: disfrazado de malhechor, no muy difícil en él, frecuentó los lugares donde estos se reunían y conseguía infiltrarse y enterarse de los crímenes por cometer. Vidocq se hizo prontamente conocido a través de sus Memorias, por sus fantásticas cacerías delincuenciales, a pesar de que muchas de ellas, se sospecha, fueron inventadas por él mismo. Noticias de Vidocq llegaron a muchos países y lectores; y entre ellos, Edgar Allan Poe, un asiduo lector de literatura francesa.
Poe escribió muchos relatos de misterio ligados a la novela gótica, de terror, que siempre tuvo muchos lectores. Pero con la influencia de Vidocq y otras lecturas de la literatura del terror, Poe, hijo del racionalismo, se valió del crimen, su misterio y de la intervención del investigador, para crear un personaje que no fuera un cazador como Vidocq, sino un razonador lógico: el caballero Dupin. De este modo escribe relatos con las nacientes características propiamente policiales, como Los Crímenes de la Calle Morgue en 1841, posteriormente La carta robada y El misterio de MarieRoget (todos ambientados en un París imaginario). En ellos Dupin critica a Vidocq por ser práctico antes que analítico. Poe presenta a un hombre inteligente que se vale de toda la información que le llega sin mayor esfuerzo físico y las analiza desde su apacible residencia.
"De tal forma, en las páginas iniciales de Los crímenes de la Calle Morgue hallamos expuesta la teoría de que el hombre ingenioso tiende hacia la fantasía, en tanto que "el verdadero imaginativo nunca deja de ser analítico" (REST, Jaime "Diagnóstico de la novela policial" p.31)
Los relatos policiales de Poe pretenden, ante todo, estimular la capacidad de análisis, no sólo la del investigador, sino también la del lector. Cabe destacar que estos relatos conjugan lo terrorífico con lo razonable. El miedo está presente porque la verdad no lo está. Es el conocimiento el que despeja los temores fundados e infundados que se han visto en aumento por apresurar conclusiones irracionales.
Los primeros intentos de muchos estudiosos por definir el relato policial parten de los planteamientos en los relatos de Poe. Uno de ellos, Thomas Narcejac, dice: "La novela policial es un relato donde el razonamiento crea el temor que se encargará luego de aliviar" (NARCEJAC, Thomas cit por Gubern, Roman op. cit. p. 69).
La influencia de Poe fue inmediata. En 1886, en Francia, aparecían los folletines del escritor Gaboriau, muy al estiloDupin, con su personaje el Señor Lecocq. Así, antes que Gaboriau, John R. Coryell resolvía misterios a través de su investigador Nick Carter en Estados Unidos. Estos personajes, a diferencia de Dupin, tuvieron cientos de aventuras que compartían con un número creciente de lectores ansiosos de misterio, que propiciarían un auge en el relato policial que se consolidaría con la presencia de Sir Arthur Conan Doyle.


APOGEO DEL RELATO POLICIAL

Inicialmente la difusión de este género se dio por medio de cuentos, relatos y todavía no a través de la novela, salvo algunas excepciones como la novela Piedra Lunar de Willkie Collins. Se requería aún del establecimiento de ciertos patrones que permitieran un proyecto de novela. Estos patrones requeridos maduraron con un escocés nacido en el condado de Nerdlothian en 1859, tierra de Walter Scott, con sus narraciones que llevaron la deducción a situaciones límites. El causante: Arthur Conan Doyle.
Conan Doyle terminó la carrera de Medicina muy joven, a los veintiún años, y esto lo llevó a buscar aventuras, como enrolarse en un ballenero. Varios años después, cansado de aventuras, decidió instalarse y ponerse a escribir. En 1886 terminó Estudio En Escarlata que publicó en 1887. En ella se perfilarían las características del investigadorSherlock Holmes y su ayudante Watson.
Según afirmaciones del propio Conan Doyle, el modelo de Sherlock Holmes proviene de uno de sus profesores de la facultad de Medicina, para quien el análisis y la deducción articulaban todo tipo de razonamiento. En muchas investigaciones de Sherlock Holmes, lo común era que a raíz de un crimen insólito por sí mismo, en un cuarto cerrado por ejemplo, el investigador y su ayudante Watson buscaban la vuelta al orden y devolverle a la sociedad su actitud conservadora. Para ello recogían todas las pistas, "reducían a elemental lo maravilloso, hacían lógico el misterio" (BARTRA, Agustí. De Poe a Simenon: Antología de Cuentos Policíacos y de Misterio p. 11).
Con Holmes hay algo distinto que con Dupin. Holmes se dedica a resolver estos enigmas. Es un profesional. Dupin, no. Con Doyle cobra notoriedad el rótulo de "relato policial" en vez de "relato de misterio". El personaje principal es, el restaurador del orden: se vale de su intelecto deductivo y le pagan por ello.
"...del descubrimiento del homicidio al descubrimiento del culpable, todo debe acaecer en ella sin la menor intervención exterior y todo debe aclararse por la sola virtud de un razonamiento bien llevado." (CALLOIS, Roger. Sociología de la novela p. 71)
Es importante resaltar que Sherlock Holmes fue un buen modelo para muchos escritores. Pero lo que no sabían sus seguidores es que también el propio Holmes colaboraría en la saturación de este modelo. Conan Doyle escribió en abundancia sobre Sherlock Holmes, principalmente obligado por los requerimientos editoriales. En una oportunidad, en el relato "El problema final", el detective encontró la muerte; sin embargo, el reclamo popular obligó a su autor a resucitarlo, haciendo que persistiera durante tres décadas. Fue una de las primeras exigencias comerciales sobre el género policial.
Si bien Conan Doyle generó la premisa en la que el escritor imagina simultáneamente el misterio y la investigación, creando la estrategia del relato policial, este mismo autor dio pie a lo que se conocería luego como la novela-problema, cuyas causas presento a continuación.


LA NOVELA PROBLEMA: FINAL DEL JUEGO DEDUCTIVO

El nuevo siglo convirtió a Poe y a Conan Doyle en clásicos de la literatura. A nadie se le ocurrió pensar que lo que ellos hicieron fue literatura menor o subliteratura. ¿De dónde nació esta idea? Como dije, fue Conan Doyle quien dio la entrada y la salida. Diríase que Doyle agotó el género. ¿Qué pasó entonces? Pues los lectores no disminuyeron y, por el contrario, aumentaron. Entonces los escritores del nuevo siglo escribieron en serie para un público que consume todo en serie. El cuento fue insuficiente para satisfacer a los lectores y recurrieron a la novela. Aparecieron narradores policiales como Gaston Leroux, Maurice Leblanc, Agatha Christie, Dorothy Sayers, Margery Alligwam,F.W. Crofts, Austin Freeman entre tantos otros europeos, que, inclusive, conformaron el famoso Detection Club, que fomentó la nueva variante del relato policial, la novela-problema.
Reunidos los escritores de este club solían escribir cada uno un capítulo, sin haber leído el precedente y de esta manera completar la novela. Todas las posibilidades del juego deductivo se desarrollaron en estos años. Cada escritor escribía como cuarenta novelas inventando en cada una de ellas nuevos juegos. Cada novela era un reto mayor para el detective. Y llegó el día en que todas las posibilidades se agotaron, pero ese nuevo lector proveniente de las sociedades industriales pedía más. Así, sobre la base de reglas fijas, como las de S.S. Van Dine, los escritores fabricaban novelas. Prescindían de la realidad porque su fin y ambición era rehacerla. Los valores humanos desaparecieron en los personajes, la caracterización de ellos era suscinta, todo se centraba en el juego deductivo del detective. Según Van Dine:
"La novela policial es un juego de inteligencia; más aún, es de algún modo una competencia deportiva en la que el autor debe medirse lealmente con el lector" (VAN DINE, S.S. cit por BOILEAU-NARCEJAC. op. cit. p.80).
Quienes más produjeron novelas-problemas fueron los franceses e ingleses; en Estados Unidos el fenómeno era otro. Dice Bruce Cook: "Esta clase de novela de detectives nunca se hizo muy popular entre los escritores estadounidenses, aunque sí entre los lectores. Para COOK, en "La versátil novela del crimen p.67 dice:, si hubo escritores al estilo europeo, fueron minoría: S.S. Van Dine, Ellery Queen, Rex Stout, Erle Stanley Gardner. Las razones se debieron a los cambios de la política-económica y de la sociedad norteamericana, muy bruscos e incontrolables. Los americanos disfrutaron también por otros medios de la novela policial: el cine. Se dieron adaptaciones de los mejores relatos policiales, especialmente de aquellos que prestan atención a las escenas violentas.
La estructura que el cine adoptó en estas cintas las adquirió de los patrones más notorios de la novela-problema. El cine de entonces, también invadió a las masas con productos prefabricados. Pero la respuesta a esa necesidad de cambio la dieron los propios escritores norteamericanos cuando terminó la primera guerra mundial.



LA NOVELA POLICIAL NEGRA

En la época del romanticismo, exactamente 1765, se publica un libro llamado El Castillo de Otranto de HoraceWalpole, y con este libro nace el "horror gótico" o "novela gótica". Fue modelo de muchas novelas góticas de gran calidad, donde el horror es permanente a causa de un hecho sobrenatural. En ella lo relevante es la introducción de los siguientes elementos:
"... el tirano, inescrupuloso; el héroe joven y virtuoso; la virginal heroína perseguida; el castillo medieval, con sus correspondientes cuevas, bosques y despeñaderos; la atmósfera contemplativa y fatalista; intervenciones sobrenaturales, como el incidente que inicia la historia; el día de su boda, el hijo del tirano es muerto aplastado por un casco gigantesco cubierto de plumas blancas que nadie sabe de dónde salió" (Ibid. p.33).
Los franceses en el período de entreguerras crearon, una nueva novela policial denominada "novela dura", en una colección que llamaron Série Noire, la serie negra; y justamente esta serie consiguió imponerse a otras, pues publicó a los mejores de este tipo "duro". Después de este tipo de novela dura, los escritores tomaron elementos de la romántica "novela negra" de Walpole para lo que sería la futura "novela de suspenso" o "Thriller". Como se ve la confusión fue total, dado que a las novelas duras se las conoce más como novelas negras. Para evitar más confusiones, la llamaré "novela policial negra" que, además, tendrá sus limitaciones.
La novela policial clásica seguía teniendo vigencia como modelo en Europa en las décadas del '30 y del '40. Sin embargo, los valores humanos de finales del siglo ya no eran los mismos después de la primera guerra; el individualismo empezó a marcar al hombre europeo.
Esta situación fue más clara en los EE.UU. Allí la sociedad vivía un estado de incertidumbre. Luego de la primera guerra, se vieron convertidos en una potencia mundial y gran parte de su auge económico provino de la industria de guerra. La bonanza estaba por todos lados y la sensibilidad de la gente era otra. La desgracia hubo de llegar con la baja imparable de la Bolsa de Wall Street y su consecuencia, el crack del '29. La miseria se generalizó, la angustia colectiva generó veinte mil suicidios y los vivos sufrieron el racionamiento y el desempleo. La delincuencia del mercado negro aumentó notablemente por esos años. La ley seca propició el tráfico de licor y la consecuente composición de mafias que acumularon riquezas, primero, y posteriormente alcanzaron poder. Toda la sociedad se minaba y esto se reflejó en la nueva vertiente de la novela policial.
Esta novela policial negra ve su nacimiento en los conocidos Pulps, revistas de pésima calidad por su impresión defectuosa, papel ordinario y presentación sensacionalista.
La ventaja de este formato se debía a su bajo costo. Su precio de venta fue de diez centavos de dólar. Sus tiradas se realizaban por millares y llegaban a todo el país. Su mejor época fue de 1920 a 1940. Luego la novela se vería reflotada mientras la Detective Story Magazine, de 1915, se iniciaba bajo la influencia británica con cuentos policiales-problema.
Pero su auge fue momentáneo, ya que apareció en 1920 Black Mask (máscara negra) con los esfuerzos de Henry L.Menken y George Jean Nathan. Especialmente en los años 1926-36, con la dirección de Joseph Thompson Shaw,Black Mask fue la revista que impulsó el género duro o negro. En ella, con mucho acierto, publicó relatos un detective retirado llamado Dashiell Hammett. Sus cuentos más que vincularse a Dupin, Sherlock Holmes o a cualquier otro héroe de la novela-problema, presentan un personaje muy próximo a Vidocq. El acercamiento a la realidad y su cuestionamiento son materia viva para Hammett. El estudioso de género policial Jaime Rest, es muy acertado al respecto:
"Conviene tomar en cuenta la carga de crítica social que suelen trasuntar estos relatos, encaminados a denunciar los conflictos que desencadena un sistema competitivo e individualista en el que se identifican dinero, poder y prestigio, sin que resulte posible deslindar claramente los sectores que se consideran respetables de los profesionales del crimen, sumergidos todos por igual en una desesperada lucha por el codiciado predominio."(REST, Jaime. op. cit. p.35)
Todos estos puntos mencionados por Rest se concentran en las novelas de Hammett. Desde Cosecha Roja (1929) hasta El Halcón Maltés, La llave de Cristal, El Hombre Delgado o La Maldición de los Dain. Con Hammett, el héroe, detective o criminal, es falible; a él le ocurren cosas, se ve afectado por el enemigo. El héroe hammettiano, como lo será el de Raymond Chandler, siempre está bajo presiones sociales y siempre encontrará el momento de revelar verdades, no sólo las circunstanciales, sino las humanas.
"La buena novela negra es, al mismo tiempo, el espejo de parte de la sociedad actual. Entraña por tanto, un elemento de testimonio e incluso de psicología humana extraordinariamente poderoso. Pero entonces la evasión desaparece y el lector vuelve a encontrarse en el corazón de algunos de los problemas contemporáneos" (HOVEYDA, Fereydo un Historia de la novela policial p.169).
A partir de las novelas de Hammett, el género policial recobrará su nivel de "novela seria", importante. Y esto no sólo por el contenido crítico a la sociedad, sino también por los aspectos formales. Hammett presenta diálogos magistrales. Y es a través de estos que los personajes se convierten en la base de la historia y los diversos caracteres humanos reflejan el patetismo de la época.
Hammett tuvo un período muy corto de creación. Todos sus libros fueron escritos durante diez años, luego se silenció debido a su alcoholismo y muchos ataques y presiones contra su persona. Pero si bien Hammett no continuó escribiendo, su presencia dejó profunda huella en narradores de la década del cuarenta. De Blask Mask también surgiría la prosa singular de un hombre maduro, Raymond Chandler, admirador de Hammett y de las literaturas griega y latina.
Raymond Chandler (1888-1959) llega a Blask Mask con "Los chantajistas no perdonan", en 1933. Luego de ser despedido de una empresa petrolera, cuando contaba con más de cuarenta años y una esposa que se aproximaba a los sesenta, Cissy, se dedicó de lleno a la escritura. Su buena formación intelectual y lo variado de sus lecturas le permitieron asimilar rápidamente las técnicas narrativas contemporáneas y los mecanismos de la novela dura. Es más, este autor desarrolló una estética de la novela dura y hasta elaboró un decálogo del cuento policial. Su estética fue valiosa por la producción de novelas venideras. Conviene citarlo in extenso:
"Mi teoría era que los lectores sólo se imaginaban que les interesaba únicamente la acción, que en realidad, aunque no lo sabían, la acción les preocupaba muy poco. Lo que les gustaba, igual que a mí, era la creación de emociones a través de la descripción y el diálogo. Las cosas que recordaban, lo que les obsesionaba, no era, por ejemplo, que un hombre fuera asesinado, sino que en el momento de su muerte estuviera tratando de alcanzar un clip de la reluciente superficie de una mesa, y el clip se alejaba de él cada vez más, de modo que en su rostro había una expresión tensa y sus labios se abrían en una especie de mueca atormentada, y lo último en que se le ocurriría pensar era en la muerte.
Ni siquiera oirá a la muerte llamar a la puerta. Aquel maldito clip seguirá escapándosele de los dedos" (CHANDLER, Raymond. cit por Frank MacShane. La vida de Raymond Chandler p.88-89).
La primera novela de Chandler El Sueño Eterno (1939) prefiguró lo que sería su grandiosa novela El Largo Adiós (1953) donde el detective Philip Marlowe es tan famosos como humano. Marlowe es un tipo escéptico, irónico, conocedor de las lacras de su sociedad en Los Angeles. Este detective se entrometerá en los asuntos más oscuros de la colectividad, donde todos tienen algo de criminales. Pero este Marlowe demoró en conformarse como tal.
La gran mayoría abandonó la novela-problema por esta nueva novela que les permitía volver a la exploración humana. La industria editorial europea, por lo demás, tampoco desaprovechó esta renovación e inmediatamente inició una serie de colecciones con la intención de difundir a los escritores norteamericanos de la novela dura y a los mismos europeos que la cultivarían.
En los años de post-guerra, una de las colecciones más representativas sería la creada en 1945 por el francés MarcelDuhamel: Série Noire (serie negra), título de la colección que además caracterizaría el estilo y la personalidad de todos los narradores que publicaron en ella. Se estima que se publicaron más de mil novelas en la serie negra y en ellas, los gansters norteamericanos plagaban casi todas las páginas. Se dio, incluso, casos de narradores franceses que utilizaron seudónimos en inglés para así lograr una más rápida aceptación entre los lectores, y una vez conseguida la fama, retomaron sus verdaderos nombres.
Las formas, claro están, se agotaron ante tanta producción que sólo mantuvo los aspectos más superficiales del género duro. Por otro lado, el cine aprovechó favorablemente la novela negra. A diferencia de las novelas-problema, donde el ingenio y el razonamiento primaban, y su adaptación a la pantalla era más dificultosa, surge la novela policial negra con descripciones eminentemente visuales. Los hechos violentos, el crimen, la aventura tormentosa del detective sorprende al espectador de cine y lo mantienen en mayor suspenso, dado que las exigencias del cine demuestran que en un menor tiempo (100 minutos aproximadamente) debe obtenerse el máximo de afectación a través de todo efecto visual y sonoro. El cine, por tanto, también alteró este desarrollo novelístico. La novela competiría con el cine. Las dos expresiones más populares entrarían en disputa y uno de ellos, lógicamente, sería el ganador.


VARIANTES DEL GÉNERO POLICÍACO


Es importante señalar que, desde sus orígenes, la literatura policial ofrece algunas variantes que sin apartarla del tema central -la investigación de un delito, casi siempre un crimen-, le confieren características propias. En este sentido, podríamos hablar de cuatro tendencias dentro del género, de las cuales dos, por su mayor trascendencia, se han constituido en escuelas. En forma breve, describo cada una de ellas.
Resulta paradójico que fuese un norteamericano, Edgar Allan Poe, quien iniciara la escuela inglesa del géneropolicíaco, que Conan Doyle llevó a su máximo grado de perfección, con las características que pueden resumirse de la siguiente manera:

1. Planteamiento de un caso "indescifrable", que será resuelto mediante un complicado procedimiento intelectual, similar en muchos aspectos a un juego de ajedrez.
2. El detective o investigador es una persona sumamente inteligente, culta, en ocasiones incluso un hombre de ciencia.
3. En la investigación se sigue el método científico: observación, análisis, deducción.
4. La investigación realizada para esclarecer el caso debe conducir a una doble respuesta: a) quién cometió el crimen, b) cómo se llevó a cabo (muchas veces esto último resulta más importante para el interés de la trama).
5. La violencia ha de presentarse en dosis muy reducidas y limitadas casi siempre al crimen que origina la investigación.
6. La solución del problema es proporcionada por el detective en las páginas finales del relato.

Los principales representantes de la escuela inglesa o novela-problema, como también se llama a esta tendencia, son los ya mencionados Poe, Conan Doyle, Chesterton, Agatha Christie, Simenon, Lee y Danay; creadores de los detectives Auguste Dupin, Sherlock Holmes, el padre Brown, Hércules Poirot, el inspector Maigret y Ellery Queen, respectivamente.

La segunda gran vertiente del género policial se conoce con el nombre de escuela americana o serie negra, habiéndose originado en los Estados Unidos durante la década de los treinta, cuando entró en vigor la célebre "ley seca", que con la prohibición de la venta de licores alentó la proliferación de gángster y sus turbios y lucrativos negocios.
El padre de la serie negra, Dashiell Hammett, escritor norteamericano, fue detective a sueldo antes de dedicarse profesionalmente a la literatura. Hammett no gozó del aprecio de la crítica sino mucho tiempo después de haber conquistado fama y dinero con sus novelas, cuentos y guiones cinematográficos, lo cual no debe extrañar a nadie, dado que la historia de la literatura es, en gran medida, la historia de los errores de la crítica, empeñada en confundir la seriedad con el aburrimiento.
Hammett impuso una nueva modalidad narrativa, más acorde con la realidad de su época y la idiosincrasia del pueblo estadounidense. Desechó la figura del investigador cerebral a la manera de Sherlock Holmes, para remplazarla por la del detective rudo y práctico, que no vacila en golpear o en usar su revólver, Los héroes de Hammett están muy lejos de poseer un intelecto superior; por el contrario, se trata de sujetos mediocres e incultos, cuya profesión les obliga a proceder guiados más por el instinto que por la razón, inmersos hasta el cuello en las múltiples trampas de una sociedad corrupta y brutal.
El Agente de la Continental y Sam Spade (los dos personajes mejor logrados de este autor) constituyen la contraposición exacta a los investigadores de la escuela inglesa.
En términos generales, puede afirmarse que la serie negra implica una intención de crítica social sin perder por ello amenidad ni cualidad estética. He aquí sus rasgos distintivos:

1. El interés no gira alrededor de un crimen inexplicable, sino en torno a la violencia cotidiana.
2. Se abandonan los escenarios aristocráticos y sofisticados para adentrarse en la "jungla de asfalto" es decir, en la gran ciudad.
3. Desarrolla una violencia constante y progresiva.
4. Descripciones breves, impresionistas.
5. Diálogos ágiles, de ritmo cinematográfico.

Como ya dije además de Hammett, representa la escuela americana Raymond Chandler, con su héroe Philip Marlowe, detective honrado a manera de un caballero errante, siempre en rebeldía frente a una sociedad corrupta, pero impotente ante ella. Las descripciones de Marlowe acerca de la sociedad californiana son formidables y propias de un sociólogo popular. Otro ejemplo de la serie negra es Mickey Spillane, creador del famoso detective Mike Hammer, popularizado por la televisión, pero de muy inferior calidad literaria.
Al margen de las particularidades estilísticas que diferencian la escuela inglesa de la americana, ambas comparten idéntica fascinación por el crimen, entendiéndose como tal cualquier clase de delito y no exclusivamente el asesinato.
La tercera variante de la novela policial, aunque menos importante que las anteriores, es aquélla que sustituye al detective por el delincuente como protagonista de la obra. En efecto, no son pocos los escritores que han preferido otorgar al criminal el papel protagónico de sus narraciones. Esta otra faceta del género fue iniciada en Francia porMaurice Leblanc, quien inventó al máximo rival de Sherlock Holmes: Arsenio Lupin, el "genio del disfraz", una veces tenor, otras chofer, otras más viajante de comercio marsellés. Una especie de Robin Hood trasplantado al siglo XIX.
La principal característica de este singular personaje es su elegancia: Arsenio Lupin es el dandy ladrón de guante blanco y sombrero de copa, que sólo opera en los castillos y los salones aristocráticos, y que una noche dejó en la mansión del barón Schorman su tarjeta de visita con esta anotación: "Volveré cuando los muebles sean auténticos".
Una versión posterior del "protagonista-delincuente", que también se dedica a hacer justicia por su propia mano, es la del famoso Raffles creado por Ernest William Hornung, cuñado de Arthur Conan Doyle, quien retoma la fórmula de la pareja, haciendo acompañar a Raffles en sus fechorías por un leal e ingenuo ayudante, como el doctor Watsonlo hacía con Sherlock Holmes. Ejemplo de novelas en esta línea son las del inglés Leslie Charteris, quien dio vida al sofisticado personaje Simón Templar, alias "el Santo", el personaje caracterizado por el actor Roger Moore, ampliamente difundido a través de la televisión, si bien en ésta aparece despojado de todo carácter criminal.

Finalmente, la cuarta tendencia del género policiaco sería la que combina el racionalismo de la escuela inglesa, con la violencia de la serie negra, más elementos de la ciencia ficción, el espionaje y el erotismo, de la que es principal representante el británico Ian Fleming, creador de James Bond, corriente a la que se suman cientos de héroes y superhombres, cuyo éxito comercial no siempre es proporcional al talento de sus autores.


LA NOVELA POLICIAL FRANCESA

Los héroes son delincuentes, o policías con un turbio pasado. El género no nació como literatura culta y refinada sino como cultura popular a través de los folletines, en la misma categoría de los “pocket-books” (novelas de bolsillo), las novelas amarillas de Italia o la “sensacional novel” de Inglaterra. En América los argentinos por ejemplo, conocieron mas bien la tradición anglosajona (Poe, Conan Doyle, Agatha Christie, Ellery Queen, etc), mientras que la tradición francesa no tuvo tanto repercusión, salvo alguna excepción como la del comisario Maigret, de Simenon.
La novela policial francesa, permite al lector amigo del género encontrar algunos títulos, muchos de ellos editados en castellano, que le permitirán descansar un poco de la violencia de los thrillers americanos o de la fría lógica londinense, para disfrutar de una trama policial donde la acción y el discurso deductivo aparecen con el color de la aventura, el romanticismo y hasta el terror
La cuestión comienza con el singular personaje de la vida real Eugene Francois Vidocq (1775-1857), desertor, impostor, presidiario evadido y enemigo público número uno de Francia. En una palabra: lo peor de lo peor en materia de delincuencia.
.Su cabal conocimiento de la operatoria delictiva, sumado al atraso de la policía de la época en materia de métodos de investigación criminalística debido al gran crecimiento urbano, hicieron que nuestro amigo Vidocq pasara a ser en 1809 confidente de la policía y dos o tres años más tarde, nada menos que el fundador de la Sureté ("Seguridad" en francés), el actual cuerpo de policía con sede en París que muchos consideran precursor del FBI americano. Vidocqllegó a montar toda una red de confidentes e introdujo dentro de la brigada de seguridad a ex-presidiarios que sabían moverse bien en el ambiente de la delincuencia.
En pleno ejercicio de sus funciones como jefe de la Sureté, fundó en 1825 la primera agencia de detectives privados y años más tarde publicó varios libros relatando sus mas ilustrativas "Memorias" (1828) luego "Los ladrones" (1836) y "Los verdaderos misterios de París" (1844). Como policía, Vidocq privilegió la acción más que la deducción. Se disfrazaba y se mezclaba con el hampa para descubrir los diversos ilícitos. Sus cualidades operativas además de su condición de delincuente redimido, servirán de modelo para el personaje arquetípico del género policial francés.
Pero Vidocq no fue autor de novelas policiales. Su importancia radica mas bien en que él mismo, como persona de carne y hueso, sirvió sin proponérselo como referencia para la creación de ciertos personajes ficticios. Por ejemplo, Honorato de Balzac tiene un personaje, Vautrin, llamado también el "Engañamuertes", que fue creado a imagen y semejanza de Vidocq. Vautrin es jefe de una banda de delincuentes tan bien organizada que llega a constituir un poder paralelo a la policía y, como Vidocq, terminará ocupando en la misma policía un puesto de responsabilidad.
Lo de Balzac no es aún género policial. Es al norteamericano Edgar Allan Poe el fundador del género. Su personaje será el detective Anguste Dupin, protagonista de tres cuentos de Poe: "Los crímenes de la Rue Morgue" (1841), "El misterio de Marie Roget" (1842), y "La carta robada" (1845) Este último relato fue estudiado en detalle por el psiquiatra Jacques Lacan, proponiéndolo como modelo para la comprensión de ciertos conceptos psicoanalíticos
Poe llegó a tener conocimientos de las travesuras de Vidocq, tanto que su personaje Dupin llega a citarlo en alguno de los cuentos. En Francia, la cuestión comienza realmente con Emile Gaboriau (1832-1873), a quien se considera el padre de la novela policial del país galo. Gaboriau es un típico representante de la llamada novela folletinesca, la novela que en vez de editarse en un libro, se publicaba periódicamente por episodios en los diarios de París, modalidad muy de moda a partir de la segunda mitad del siglo XIX. En efecto, de un lado estaba la novela culta, editada en libros y destinada a una mayor perdurabilidad, y del otro la novela que aparecía por entregas, en papel de diario. El objetivo de estas últimas era sobre todo mantener la ansiedad del lector de un episodio hasta el otro, igual que en las series actuales de televisión, con lo cual se alargaba casi indefinidamente la trama de la novela porque ello implicaba también beneficios económicos para el autor. Surgía así una novela extensa, de estructura episódica donde la acción y la aventura constituían el clima dominante que impregnaba el argumento.
El héroe de Gaboriau Monsieur Lecoq, policía parisino, aparece en "El affaire Lerouge" (1863), "El expediente 113" (1867) y otros folletines, que toman como modelos al real Vidocq y al ficticio Dupin de Edgar Allan Poe. Como indica, Fermín Fevre, Monsieur Lecoq "tiene no sólo la misma terminología que el legendario Vidoq, sino sus mismos métodos. Como él, se disfraza, observa y reúne pruebas. Llega a la pista correcta luego de haber seguido distintos caminos erróneos. En sus relatos hay pasiones, situaciones equívocas y cierta moralidad: la virtud y la verdad se imponen, aunque tengan que seguir sendas tortuosas.
Pero hay aún más analogías. Como Vidocq, también Lecoq no es más que "un antiguo delincuente reconciliado con las leyes” para utilizar la expresión de Gaboriau en "El affaire Lerouge"
Otros autores como J.J. Millás destacarán más la influencia del personaje Dupin. Parece ser que Gaboriau leyó la traducción francesa que hizo Baudelaire de Poe, y la figura del detective Dupin terminó siendo algo esencial en la conformación del policía Lecoq, por lo menos en cuanto a que tanto este como aquel resultaron afectos a la resolución científica de los enigmas policiales
Una curiosidad: el emblema de la Policía Nacional de Paraguay y de la Policía Federal argentina, es el gallo, símbolo de la vigilancia que quizá tenga su origen en el escudo que usaba personalmente Monsieur Lecoq frente a su puerta, con la figura de aquella ave de corral, tal como se describe por ejemplo en "El expediente 113". Por lo demás, Lecoqsignifica El Gallo.

LA NOVELA POLICIAL LATINOAMERIC ANA


La gran mayoría de países latinoamericanos han sido y son lectores de novelas policiales. Desde los inicios del relato de misterio hasta la novela-problema, países como Argentina y México fueron quienes trataron de emular a los autores de este tipo de relato. ¿Por qué esos países? Porque eran los que tenían mayores vinculaciones con Europa, especialmente Argentina, que se lo reconoce como el país más europeo de Latinoamérica.

El género de la novela policial clásica atrapó a muchos escritores argentinos, inicialmente en cuentos y luego en novelas. Para hacerlo, sólo bastaba ponerle nombres latinos al detective y a los villanos, situar el misterio y el crimen en una ciudad latinoamericana y el resto era el mismo procedimiento de cualquier novela-problema en Europa. Si esta novela-problema evadía la crítica social en Europa, en Argentina sucedió lo mismo.
"Si Borges y Bioy Casares hicieron a su Isidro Parodi, o el Mexicano Antonio Helú a su Máximo Roldán, o el Chileno Alberto Edwards a su Román Calvo, los hicieron en cierto modo inhibidos de todo cuestionamiento a la realidad. Por eso, su literatura policial evitó todo contacto directo con la realidad. Por eso también sus detectives, aunque atractivos y hasta buenos amantes, fueron falsos porque fueron literarios.
En Argentina, a través de muchas colecciones de libros, entre ellos las del "Séptimo círculo" dirigida por Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, se divulgó a los maestros de la novela-problema y la novela policial negra. Se publicaron especialmente narradores ingleses y norteamericanos.
El referente inmediato de estos dos escritores argentinos, por tanto, son los modelos literarios europeos y no los surgidos de la experiencia hispanoamericana. Lo segundo, de forma madura, se daría en los años sesenta, con el llamado "boom latinoamericano". La revista Sur dirigida por Victoria Ocampo, la mejor revista literaria de Argentina, recogió las traducciones de cuentos y novelas policiales realizadas por Borges, que también reseñaba las últimas publicaciones del género. Inclusive, en dicha revista llegó a establecerse un código de seis apartados para el cuento breve policial. Hablaba Borges de "un límite discrecional de seis personajes", de la "declaración de todos los términos del problema", la "avara economía en los medios", la "primacía del cómo sobre el quién", del "pudor de la muerte" y de la "necesidad y maravilla en la solución".
Este código de Borges sería seguido por él mismo en su obra literaria y en muchos artículos respecto al tema policial. La influencia de la novela policial clásica fue muy marcada. Sin embargo, el cambio de la novela- problema a la novela dura en Latinoamérica fue muy peculiar. Antes de llegar los libros de Dashiell Hammett y Raymond Chandlera Latinoamérica, se proyectaron las películas basadas en tales novelas. La vía fue indirecta pero rotunda.
El cine de gansters llegó antes que el folletín. No había joven latinoamericano en las décadas del cincuenta y sesenta que no hubiera visto cine de detectives y crímenes. Debido a este fenómeno es que no se puede determinar exactamente quién fue el primero en escribir novelas policiales negras o cuándo se escribieron.
Una novela que presentó claros elementos distintivos de la novela policial negra es El túnel (1948) de ErnestoSabato. En ella se da la revelación del asesinato de María Iribarne, los causales y la descripción del crimen. En El túnel no interesa saber quién la mató (ya lo sabemos desde el comienzo: fue el pintor Pablo Castel) lo importante es saber por qué la mató, cómo lo hizo. No hay ninguna pretensión de justicia. Se acepta el mundo tal cual es.
Esta novela es valiosa, también, por uno de sus pasajes donde se cuestiona a la novela policial clásica, a la novela-problema. En ella se discute por la aparición de la última novela policial de la colección del "Séptimo círculo". Una mujer que defiende la novela problema dice:
"Son la única clase de novelas que puedo leer ahora, te diré, me encantan. Todo tan complicado y detectives tan maravillosos que saben de todo: sobre la época de Ming, grafología, teoría de Einstein, baseball, arqueología, quiromancia, economía política, estadística de la cría de conejos en la India. Y después son tan infalibles que da gusto" (SABATO, Ernesto. El Túnel p. 92).
Por otro lado, un personaje llamado Hunter, cuestiona la excesiva producción de novelas policiales clásicas y tiene una teoría para ello:
"Mi teoría -explicó- es la siguiente: la novela-policial representa en el siglo veinte lo que la novela de caballería en la época de Cervantes. Más todavía: creo que podría hacerse algo equivalente a Don Quijote: una sátira de la novela policial. Imaginen ustedes un individuo que se ha pasado la vida leyendo novelas policiales y que ha llegado a la locura de creer que el mundo funciona como una novela de Nicholas Blake o de Ellery Queen. Imaginen que ese pobre tipo se larga finalmente a descubrir crímenes y a proceder en la vida real como procede un detective en una de esas novelas. Creo que se podría hacer algo divertido, trágico, simbólico, satírico y hermoso" (SABATO, Ernesto. El Túnel p. 93).
Los futuros detectives de la novela negra serían quijotescos y por ende más humanos, reveladores de los problemas humanos y de la búsqueda de las verdades universales.
Este género tuvo, en latinoamericana, un período en el cual se vio opacado por la llamada "literatura seria". La novela policial tuvo parte de culpa en ello, ya que, como decía Sabato a través de su personaje Hunter, el exceso de producción de estas novelas causó la falta de originalidad entre ellas.
Además, la atención, en los años sesenta, se dirigió al boom latinoamericano, período donde las novelas hispanoamericanas alcanzaron un excelente nivel artístico. Los lectores del mundo se interesaron en escritores como Mario Vargas Llosa, el mexicano Carlos Fuentes, el Colombiano Gabriel García Márquez, el Argentino Julio Cortázar, el chileno José Donoso, el uruguayo Juan Carlos Onetti, el paraguayo Augusto Roa Bastos y revaloraron escritores anteriores a ellos (el propio Borges y Bioy Casares fueron revalorados en estos años).
El tema central de estos narradores era la búsqueda de la identidad del hombre latinoamericano. Fidel Castro, con la revolución cubana, les había demostrado que la reestructuración latinoamericana estaba muy cerca. Ésta, claro, nunca se dio, por los menos no en el sentido que ellos esperaban.
Pronto el desencanto de la revolución y la consolidación de los regímenes militares hicieron que nuevos escritores en los años sesenta se ocuparan de otros aspectos de la realidad latinoamericana. Ellos recogieron lo popular, y no me refiero tan sólo al folklore, sino a aquellas manifestaciones de los medios de comunicación masiva como la radio, el cine, la televisión, los cómics y demás expresiones de masa. Así tenemos libros como Boquitas pintadas o La traición de Rita Hayworth de Manuel Puig, La Guaracha del Macho Camacho de Luis Rafael Sánchez, Rajatabla de LuisBritto García, Farabeuf de Salvador Elizondo, Matchball de Antonio Skármeta, Abolición de la propiedad de José Agustín, Gestos, de Severo Sarduy y tantos más que reelaboran los mitos populares del cine, por ejemplo, para expresar la idiosincrasia latinoamericana.
Frank Mac Shane, estudioso de Raymond Chandler, habla de la novela policial negra o dura de Estados Unidos y dice que dicho género es propio de la ciudad, de lo urbano y que en ella se pueden involucrar personas de todos los estratos, "desde muy ricos hasta los muy pobres, y acabar en muchos lugares diferentes" (MAC SHANE, Frank. La vida de Raymond Chandler . p. 111). Este género vino como anillo al dedo a las nuevas inquietudes latinoamericanas. La violencia que se desarrolló en EE.UU. en la época de Dashiell Hammett y Raymond Chandler es equiparable a la violencia permanente en Latinoamérica, más aún en los años de las dictaduras militares que, recién a finales de los ochenta, fueron desapareciendo, así estas nuevas novelas policiales negras tienen un carácter popular, humano y no son para un lector sofisticado. La novela negra no pierde el contacto con la realidad, la asume y la cuestiona libremente. Luego, no se presenta a las fuerzas policiales como garantía del orden y de la justicia, sino por el contrario, como causantes de la injusticia y del abuso de poder. Actualmente resulta un lugar común describir la evolución de la literatura policial de acuerdo con la pregunta a resolver.
En resumen, se dice que hay un cambio de “¿cómo fue el crimen?” a “¿por qué?. Algún sociólogo la modifica un poco cuando propone que lo importante no es quién disparó el arma sino quién pagó la bala.
Hay abundante literatura teórica sobre el giro que da el género en las épocas de la Gran Depresión y la década siguiente, la que en general señala un cambio de paradigmas muy asociado con un movimiento hacia la izquierda de la intelectualidad norteamericana

Veamos algunos ejemplos: Raymond Chandler plantea su cuestionamiento del modelo tradicional de la literatura de detectives desde una posición de clase. Para él, uno de los logros de su generación es haber logrado que el asesinato dejara de ser una de las bellas artes, parodiando un título de Thomas de Quincey. Precisamente porque la preocupación de los escritores clásicos se orientaba a crear situaciones en las que el cadáver era solamente una excusa para darle rienda suelta a un juego de relaciones abstractas, poetizando el crimen y liberándolo de cualquier causalidad social.

Los escritores de la primera camada de la novela negra, imponen la prevalencia de esa causalidad social y política, criticando la evasión. De hecho, los detectives clásicos eran en su mayoría personas aristocráticas y ociosas, que resolvían los misterios por diversión, convirtiendo el ingenio y la inteligencia en asunto de clase.

Chandler (re)define el género (transformado en thriller, hard-boiled novel o género negro) como el reflejo de una frustración de clase con inferencias sociológicas. Insiste siempre en que la realidad debe formar la base de la nueva novela policíaca Ya no se justifica la posición del asesino por un mero juego de razonamiento y el cadáver deja de proporcionarse gratuitamente, pues aparece el concepto de motivación, el cual se relaciona con una visión del mundo en la que el crimen y la corrupción detentan el poder.

Frente a ellos, el detective solitario sostiene un código moral indestructible (basado, paradójicamente en el dinero: siha recibido su tarifa diaria puede ser brutal pero nunca deshonesto). Ese detective no será más el aristócrata ocioso de las novelas tradicionales, el hombre o la mujer dedicados a pensar. El hombre común pasa a ser detective, y es éste ser de la calle quien anda detrás de la verdad.

Por otra parte, cuando se analiza la novela policial de los treintas, y a su mayor representante, Dashiell Hammett, se advierte que la novela policial pasa de un mundo ordenado a uno contradictorio, ambiguo, caótico, donde todos están inextricablemente confundidos, sin que nadie pueda conocer el verdadero significado de los actos de los demás.

Los detectives de Hammett no establecen nunca la verdad, se limitan a proponer una interpretación, y la culpabilidad de los asesinos está decidida por esa interpretación y no por los hechos mismos.

No hay una deducción verdadera de los sucesos, sino un intento de crear la mejor de las teorías, lo que vale es el discurso y la creación de una verdad que pueda resistir los embates de otras verdades posibles.

En las novelas de Hammett no existen hechos sino interpretaciones de los personajes, las cuales inevitablemente son interesadas, no atestiguan ni prueban nada y se contradicen entre sí. Los personajes son dobles, no pueden comprenderse a cabalidad ni a sí mismos. En este contexto, el lector puede ser engañado e incluso traicionado por el personaje, y esa marca de engaño hace que la posibilidad de creación de la verdad no surja de un “sentimiento noble” sino de las fuerzas sociales y de poder que existen en la ficción.

Al contrario de la novela clásica, en la que el lector estaba desafiado a hallar “cuál es la verdad”, aquí su desafío es comprobar “cómo se construye la verdad que prevalece”. Son novelas de personaje, más que de trama, de tensiones entre personajes y de producción de discursos a legitimar, son novelas sobre el poder, pues la verdad la tendrá aquél que sepa imponerla.

Hammett encarna en sus personajes la lucha del amo y el esclavo de la fenomelogía de Hegel, donde el deseo de ser reconocido por el prójimo mediante la dominación fracasa, porque un hombre no puede ser reconocido sino por otro hombre y no por un objeto.

En Hammett no hay suspenso ni enigma, pues su interés no radica en el crimen como arte sino en el crimen como expresión de un mundo corrupto. Hay un cambio en las relaciones de clase, o en las relaciones de dominación de clase: la burguesía recurre a los pistoleros como instrumentos al servicio de sus intereses económicos, pero no puede controlar esos grupos y termina siendo víctima de lo que creó.

El detective, como generador de conocimiento, puede exacerbar las contradicciones entre los grupos para su propio beneficio aunque hay todavía una regla moral -el pago de la tarifa- que lo sostiene.

El delito es el elemento común entre los grupos, pero no puede elevarse como un valor universal, por ello la constitución de una sociedad es imposible.

En Hammett, y en muchos sentidos Chandler, las víctimas pueden ser victimarios, y nadie es totalmente inocente.

Thursday, March 12, 2009

DIVAGACIONES DE UN HARAGAN (Argumento para un film de misterio)

La mejor condición de las conspiraciones secretas es que son absolutamente públicas.
Hace más de un año ya las vecinas comentaban, según mi tía Edelmira, que los ministros de la corte pensaban radicarse por vida en el palacio. No me atrevo decir palacio de justicia, porque me produce acidez y me tiembla la mano. La discusión no se centraba en permanecer o no, en eso había coincidencia total, sino en el límite de edad. Pensaron inicialmente en poner cien años como límite de edad para jubilarse, pero contra toda presunción les dio vergüenza. Finalmente, superada la vergüenza, condición molesta e inaceptable para ministros o ministras de la corte, el retiro se fijó en setenta y cinco años con buena salud. Y si la salud es mala, igual.
Esta voluptuosa pasión por la longevidad burocrática, siempre según la opinión de las vecinas, tiene justificativos serios.
Asegura la impunidad de Nicanor y de Lino, así nomás en confianza, por ciertas cuentas que no cierran como dicen mis amigos economistas. Dejamos de lado los muertos, porque estos pasaron a la historia y como dice Pepe, el que se muere es el que se jode. Y sin chistar. Y los asesinos e instigadores? Bueno, allí está la clave de la eternización de la corte. Si por pura e insoportable fatalidad, se perturba el previsto orden de las cosas, y aparecen reemplazantes en la corte, que no están dispuestos a continuar el juego, entonces se va todo al diablo y unos cuantos a Tacumbú. Si es que existe la remota posibilidad de que un ladrón rico o un asesino poderoso vaya a la cárcel, hipótesis sin precedentes en el folklore nacional.
Produce otras consecuencias la apasionada adhesión de los ministros a su condición de tales. Nicanor y un socio cuyo nombre no recuerdo ni interesa, accederán al senado por al ventana, ya que la legalidad les cierra la puerta. ¿Para qué quieren acceder al senado? Los socios, Nicanor y Lino, tendrían mayoría y echarían al presidente, que tiene la absurda pretensión de terminar con ladrones y asesinos. Propuesta inmoral e inaceptable para la multitud de parlamentarios, ministros y ex ministros, militares, vendedores de la calle Palma, contrabandistas, narcotraficantes, tratantes de blancas de negras y mestizas, evasores fiscales, vendedores de armas y traficantes de rollos, solo para mencionar algunas legítimas actividades de los muchachos que quieren que el cura se vaya.
Y este no sabe lo que se prepara? Allí comienza la fantasía. ¿Qué hacer? se preguntó Lenín antes de la revolución de octubre en Rusia.
No estamos en Rusia y el presidente no es Lenin. Se pueden hacer algunas cosas, dice alerta e ingeniosa la tía Edelmira. El presidente puede ordenar al ejército, para eso es el comandante en jefe, que ocupe el parlamento y envíe a su casa a todos los planilleros que figuran como legisladores. El edificio desocupado puede convertirse en escuela o en un prostíbulo, de manera de no cambiar el perfume histórico que dejaron los inquilinos expulsados. A los ministros de la corte habría que respetarlos por la edad. No se debe agredir sus delicados sentimientos. La propuesta de las vecinas es que se les instale una carpa en la plaza frente al edificio que se niegan a abandonar, por puro amor a la justicia. Cabe la posibilidad de que jueces, abogados y gestores que los acompañaron en su aciaga y difícil lucha por incorporarse plenamente al mundo capitalista, los asistan con generosas participaciones, en recuerdo de sutiles operaciones aritméticas que dieron andamiento a la justicia durante muchos años. ¿Serán capaces de abonar el recuerdo melancólico del pasado, con nuevos abonos que permitan sobrevivir decorosamente hasta el fin de la extensa vida que se adjudicaron?. Quién sabe. No se debe confiar demasiado en la gratitud humana.
No se puede anticipar si el presidente reaccionará con estas medidas revolucionarias, contra el golpe de estado urdido por el dúo dinámico, que por ahora escamotea responsabilidades económicas y penales, para preservar el sagrado orden de las cosas.
Dicen las vecinas que si el presidente no toma estas medidas en pocos meses retornará a su casa, donde se dedicará a meditar sobre el extraño destino de hombres (y mujeres) que ignoraron el mensaje de la historia.
Y la gente? Que hará la gente? Quien es la gente? Se supone que es el pueblo que transita entre el desaliento, la fatiga moral y la bronca. ¿Y eso sirve? No se. Habrá que preguntar a las vecinas, ellas saben todo.

Tuesday, February 3, 2009

EL REVÉS DE LA TRAMA

El homenaje a los héroes autores del golpe contra Strossner pareció conmovedor. Solo que mi tía Edelmira, astuta observadora de la política y la historia formuló algunas preguntas insidiosas. Como llegaron a Generales en plena dictadura? Misterio. Observó que los muertos y la mayor parte de los torturados no estuvieron presentes en los homenajes y los rastros de tortura en los generales desaparecieron milagrosamente.
Lino Oviedo no ha explicado como volvió a colocar el seguro de la granada con que supuestamente aterrorizó al dictador. Tal vez todavía tiene el dedo en el seguro, lo que debe generarle una aguda molestia cuando se baña o tira la cadena del inodoro.
Según dicen las malas lenguas que por fortuna son más que las buenas, le mostraron al sangriento tirano depuesto una foto de los actores principales el golpe y del nuevo gobierno de transición. Comentó: “El único que falta soy yo”. Pero no hay que abusar de los malos pensamientos.
La cosa ha cambiado. Puedo escribir estas maldades sin que me vengan a buscar con la camioneta colorada. Por ahora. Los políticos y empresarios dicen lo que les da la gana. Protestan porque el gobierno del ex obispo, les encanta no mencionarlo como el presidente, no hace nada.
Posiblemente el nuevo gobierno ha ignorado todos los planes de desarrollo propuestos por los empresarios y políticos en los últimos cincuenta años. Los hubo, verdad? Habría que publicarlos nuevamente para que la gente sepa que no solo se dedican a ganar dinero y canonjías, y se preocuparon por los problemas del subdesarrollo, expresión que jamás mencionan. Tienen razón. Eso es cosa de los verdaderos subdesarrollados como Brasil y Argentina. Está prohibido mencionarlo en casa.
He leído que reclaman un plan de emergencia para superar la crisis financiera internacional. El problema de los empresarios y políticos salvadores de la patria es que leen los diarios, escuchan las radios y miran los noticieros de televisión, de manera que tienen muy pocas posibilidades de enterrarse del algo. Pero la intuición vale y la preocupación también..
Que puede pasar en los bancos internacionales fundidos con los millones de dólares, euros y yens, colocados en el exterior por los campesinos sin tierra y sin techo? Misterio. Esa es realmente una preocupación seria. Supongo que le pedirán al gobierno que proteja esas inversiones en el primer mundo, que se deje de macanear y termine de una buena vez con la sequía. Si no, para que está?
Circula un peligroso proyecto, seguramente de desclasados subversivos que propone investigar el nivel cultural de empresarios políticos y periodistas, que hayan superado la escuela primaria. Los enemigos de la Nación son insidiosos y perturbadores como mi tía Edelmira.
Hasta Lino Oviedo que ha inventado un nuevo idioma marginal, cercano al guaraní, al portugués y algunas expresiones misteriosas de difícil interpretación y origen, nos abruma con la necesidad de imponer una conducta ética. A donde se habrá visto una propuesta tan insólita?
Basta con tener una Corte de Justicia amiga y olvidarse de las acusaciones de instigación al asesinato, lesión de confianza, enriquecimiento ilícito y un montón de tonterías inventadas malevolamente por los redactores del nuevo código penal. A qujén se le ocurre tal desaguisado moral? Como decía mi amigo entrañable Helio Vera refiriéndose a empresarios y políticos “ No solo hay que ser bestia, hay que parecerlo” Verdad?