No se crea que se trata de un artículo sobre
ingeniería. Se trata de la institucionalidad, la que exige un andamiaje básico
de la democracia para sostenerse. Ocurre que el sistema republicano y la
economía de mercado no han servido para dar de comer a la gente ni para nivelar
los desniveles económicos y sociales. Al contrario, parece haber acentuado esta
condición perversa. Sin embargo la historia y la crónica diaria inclina a
pensar que la cosa no funciona, no porque sus principios básicos sean
equivocados, sino por la conducta errada de quienes manejan estos procesos.
Conducta errada para la mayoría y acertada para las minorías, que se beneficien
en la medida de que el sistema continúe funcionando mal.
La reflexión tiene como punto de partida lo
que ocurrió en hace años en Chile, como en otros países subdesarrollados. Si el
sistema republicano no resuelve problemas, por lo menos nos preserva del caos y
de la arbitrariedad de los dictadores. El andamiaje del que hablo es el
sencillo sistema de la rutina eleccionaria, que permite terminar con un
presidente o un grupo de políticos encaramados en el poder cuando se cumple el
ciclo electoral. Si de pronto una muchedumbre sale a la calle para alterar ese
ciclo y quiere que el presidente renuncie, se puedes estar seguro de que hay
trampa.
Los cacerolazos en Chile devinieron en la
dictadura de Pinochet. En Venezuela, la asociación de la derecha con algún
sindicalista y los medios de comunicación, cuenta también, como ayer en Chile,
con el padrinazgo de Estados Unidos. Venezuela es el principal proveedor de
petróleo de Estados Unidos. Nuevamente el petróleo. Igual que en Irak. El
presidente Bush podrá confundir al Papa con el Dalai Lama, pero tiene claridad
conceptual en relación con los negocios de la familia. Volviendo al tema del
andamiaje, conviene recordar que la estructura básica de la institución
republicana se funda en el andamiaje rutinario que implica el cumplimiento de
los plazos constitucionales, porque el macaneo anexo a la retórica democrática
es discutible, incierto o simplemente no sirve para nada. De manera que
pretender alterar esa mecánica en nombre de la democracia, constituye una farsa
infantil. Cómica y trágica a la vez, como cuando Estados Unidos protesta porque
las baterías anti aéreas de Irak respondían a sus bombardeos. Deben dejarse
bombardear, y basta. En Venezuela querían echarlo a Chaves porque no era
simpático al imperio y Venezuela tiene petróleo para quinientos años. En
ocasión del golpe fracasado contra el presidente Chavez el único presidente que
reconoció a los golpistas fue Bush. Los emperadores pueden permitirse hacer
papelones, aunque manejen ocasionalmente el poder, merced a la donación de
cuatrocientos inciertos votos que le fabricó a Bush su hermano, gobernador de
la Florida.
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