Monday, May 20, 2013

LA JUVENTUD



La juventud tiene la particularidad de conciliar el orden con el desorden, según surge de las manifestaciones de los estudiantes del Colegio Nacional, durante la semana. Dijeron que pretendían un orden administrativo, alterado por el director del colegio.
Para recuperar ese orden, los estudiante apelaron al desorden. Parece una contradicción, pero no es así.
La juventud siempre se expresa multitudinariamente porque forma parte de su naturaleza. Si las instituciones funcionaran correctamente, los estudiantes hubieran hecho una denuncia en el Ministerio de Educación, o en la contraloría General del Estado, para que se investigara la conducta del director. Esto hubiera ocurrido si los estudiantes confiaran en las autoridades del Ministerio de Educación. Parece que no es así.
De eso se trata. Los estudiantes no confían en el orden administrativo. Descreen de las instituciones, y lo manifiestan públicamente. Creen que es mas eficaz sentarse en la avenida impidiendo el tránsito, que procurar una investigación de las autoridades de educación, que transitará inevitablemente por el túnel del tiempo.
Nadie puede culparlos, aun cuando la protesta no se justifique, como ocurrió cuando se opusieran a que una profesora mujer dirigiera el colegio. Es difícil entender la anacrónica misoginia de los estudiantes, seguramente convencidos  de que la capacidad intelectual y la idoneidad académica radica en el sexo y no en el cerebro.
Lo cierto es que también los jóvenes fueron parcialmente protagonistas del episodio de marzo del 99, cuando los mercenarios los acribillaron a tiros. Al día siguiente se impuso un silencio cómplice, y muchos actores transitaron por las calles, sin asumir la responsabilidad del crimen .
Es natural entonces que los jóvenes sean escépticos  frente a las instituciones.  La impunidad genera desaliento, frustración y estimula los hechos violentos, como natural reacción a la impotencia.
La actitud agresiva de los jóvenes, tiene como punto de partida la incapacidad y venalidad de la administración de justicia. En la negligencia moral de los políticos, en la distorsión de la realidad por parte  de alguna  prensa que con cínica frialdad intenta convertir a las víctimas en victimarios, y a los asesinos en fantasmas inexistentes.
 Me pregunto que idea de la justicia, de la legalidad y de la decencia pueden tener los jóvenes, testigos impotentes de la corrupción de una decadente clase dirigente, desinteresada del futuro de la Nación. 

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