Friday, February 1, 2008

EL JUGUETE RABIOSO

El Juguete Rabioso es el titulo de una novela. Se me ocurre que grafica, de manera precisa, el uso que se le da a algunos medios de comunicación.
Los lideres de los movimientos más importantes de la ANR terminarán uniéndose, dejando de lado sus discrepancias, postergándolas para el día siguiente La razón es sencilla. Ganar las elecciones, para conservar lo que se tiene como cuota de poder. Si bien es criticable porque se omiten los discursos serios sobre la realidad, constituye un ejemplo de realismo político y experiencia en el manejo del poder.
Sin embargo, esta actitud que ocurre inevitablemente, es acerbamente criticados por muchos comunicadores, particularmente de radios y televisoras, generalmente jóvenes.
El hecho me induce a la reflexión. Los comunicadores ponen de manifiesto características que conviene señalar. Parecen entender poco de política. No se han preocupado por leer historia. Renunciaron al uso de la cabeza, para cualquier cosa que no sea peinarse o hacerse la colita si el pelo es muy largo. Es decir, se limitan a una pura exhibición, de informal protesta o de formal ignorancia.
Lo que en cualquier sociedad en crisis debe ser aplaudido, estos comunicadores lo critican con términos violentos, insultantes y con malas palabras que se han tornado una rutina en los medios hablados.
Vivimos una época difícil, en la cual la propia institucionalidad del estado, la educación, la justicia y la interpretación de la realidad, es compleja y la mayor parte de las veces desacertada.
“Nada nos une, todo nos separa” parecería la norma de muchos dirigentes políticos, alentados por algunos comunicadores.
Cuando se despierta la tendencia contraria, frente a una necesidad puntual y legítima, como es la de hacer uso de los derechos de la democracia representativa para intentar ganar una elección, los jefes políticos, aplaudidos y estimulados ayer por criticar, insultar, atacar y dividir, son acusados ahora por intentar unir, superar agravios y trabajar de acuerdo.
Es difícil de entender. Salvo que aceptemos la realidad, y admitamos que los muchachos comunicadores deberían leer de vez en cuando algunos libros de historia, y hagan un esfuerzo para descubrir el interés nacional aprendiendo a reflexionar. También que digan menos malas palabras, porque no es la mejor forma de demostrar que son liberados y drásticos.
Para que el medio que usan, no se convierta en un “Juguete Rabioso”.
Esta reflexión me lleva a otra más grave. Algunos parecen no haber descubierto que el medio, la onda, es propiedad del pueblo.
La administra el Estado, quien a su vez la da en usufructo a un particular. Para que gane plata y no diga demasiadas tonterías. No tengo objeciones ante el primer término de la ecuación, que ganen plata, pero si en relación con el segundo término, que no digan demasiadas tonterías.
Todas las épocas se tornan peligrosas cuando se impone el surrealismo. Cuando el equilibrio, la medida, la inteligencia y la información, son sustituidos por el escándalo. Cuando se maneja la agresión, y el enfrentamiento provocado y deliberado, como método destinado a captar oyentes o espectadores y se apela a la frivolidad, para interpretar lo que ocurre, lo cual significa no interpretar nada o interpretar mal.
Es esta una realidad difícil de modificar. Como no estoy de acuerdo con la reglamentación de la prensa, pienso que no cabe mas alternativa que apelar a los propios comunicadores.
Habrá que proponerles que lean libros, que estudien y se formen. Para que no conviertan los medios en una basura insoportable. En un juguete rabioso.

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