Monday, February 18, 2008

VICTIMAS Y VICTIMARIOS

Se ha tornado un lugar común denunciar que la inseguridad aumenta, y que ladrones y asesinos controlan las calles sin que la policía pueda impedirlo. Para saber si esto es absolutamente cierto sería necesario contar con estadísticas y encuestas creíbles, lo cual constituye un fenómeno raro en nuestro país.
De todas maneras existe libertad de prensa, de manera que la mayor parte de los delitos son informados a la población sin muchas limitaciones, por lo que se puede concluir que el desprecio por la vida humana, no tan solo por la propiedad ajena, se acentúa como un peligro constante de consecuencias alarmantes.
No hablamos solamente de los profesionales del delito, ladrones, estafadores, asesinos en su variada gama de especialidades. Señalamos también la violencia que se expresa en las patotas callejeras, en los abortos ilegales, en el asesinato por intereses familiares, en la decisión de eliminar al rival o al adversario deportivo, comercial o sentimental. En suma, la violencia de la comunidad en toda su amplitud.
El delito ya no es solamente obra de especialistas. La violencia se ha instalado en la comunidad como una metodología posible, aunque no sea públicamente aceptada. Debemos preguntarnos cuales fueron los estímulos que orientaron la conducta de la población por ese camino.
Filósofos y sociólogos desarrollaron la idea de que la responsabilidad personal y la ética, como condiciones fundamentales del individuo, constituían componentes más sólidos, racionales y aceptables que el temor de Dios, como moderador de las tendencias negativas del ser humano. Discutir esta tesis no será obra de este comentario que solamente intenta proponer el tema. Vale la pena reflexionar sobre que es lo que condujo a la destrucción de los valores individuales y comunitarios, y conque fueron reemplazados, si esto definitivamente esta ocurriendo.
Entendemos que el problemas del delito no es solamente policial. La sociedad debe discutir esta realidad en todos sus ámbitos. En la escuela, en la universidad, en los centros comunitarios, en los partidos políticos, en las asociación de escritores, artistas, sindicatos y en las familias que se preocupen por el mundo en que deben vivir sus hijos.
El problema es de todos y debemos analizarlo con inteligencia y en profundidad y no limitarnos a decir que hay víctimas y victimarios, y que la cosa es así porque existen problema materiales. Siempre existieron problemas materiales. Pero si este fuera solamente el motor de la violencia, el delito estaría solamente radicado en el sector mas necesitado. Y esto no parece ser así.

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