Monday, February 18, 2008

LA DESINFORMACION

Una mentira suficientemente repetida se convierte en verdad, aunque no deje de ser mentira. En este principio antiguo y moderno, es decir, permanente, se fundan todas las técnicas de comunicación, ya sea para vender una heladera o un político.
Desde los hotentotes hasta los sofisticados creativos de la Tercera Avenida de Nueva York, que hospeda las más importantes compañías de publicidad, no se ha agregado mucho al tradicional concepto con que inicio este comentario.
Se puede complementar con algunas ideas. Modelos lindísimas, palabras impactantes, colores extraordinarios y fotografías conmovedoras.
Pero lo importante es repetir las mentiras para convertirlas en verdad. O escamotear la verdad para que, por oposición, prevalezca la mentira como verdad absoluta.
Los medios de comunicación constituyen el instrumento de esta metodología subversiva de la realidad. Lo que ocurrió, en realidad no ocurrió nunca, el malo fue siempre bueno como cualquier ciudadano puede advertir, el negro se convirtió en blanco aunque los ojos digan lo contrario, y las nubes corren de norte a sur y no de este a oeste, porque así las veo desde mi puesto de observación.
¿Será que la verdad no existe? ¿Los medios producen la verdad y lo que vemos es fantasía? No es tanto así.
De alguna manera, imprecisa y discutible la verdad existe, a medias, sobre la base de que todos los hechos humanos son relativos. Pero existe. Solo hay que tomarse el trabajo de descubrirla. Una manera de no equivocarse consiste en dudar de todo lo que nos quieren vender como nítidamente cierto, cuando la realidad es nítidamente ambigua.
Un ejemplo de estas pretenciosas reflexiones es lo que se ha escrito y comentado en Argentina y en el exterior, sobre la derogación de las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final.
Para el hombre común, que no investiga demasiado la realidad porque no le interesa conocerla, tiene sus propias ideas y no quiere introducir otras que las confundan, o le da la gana de pensar de tal o cual manera, las Leyes de Punto Final y Obediencia Debida se relacionan con el ex presidente Menem.
Si se hiciera una encuesta, creo que la mayoría afirmaría sin dudas que son dos inventos del “autoritarismo tránsfuga” del ex presidente argentino, usando la terminología de la autotitulada “Alianza Democrática”, lamentablemente imitada por voceros locales.
Ocurre que esa no es la verdad. Las leyes fueron votadas por el Partido Radical, bajo el gobierno de Alfonsin, uno de los referentes más importantes de la “Alianza Democrática”.
Durante estos años, los medios de comunicación pusieron el acento en la amnistía, resuelta por Menem, e ignoraron a los autores de las leyes que dieron impunidad a los responsables de los crímenes que tuvieron lugar durante el Proceso Militar.
Uno de estos días descubriremos que Viet Nam tuvo la iniciativa de invadir Estados Unidos, originando una guerra cruenta. Que Stalin fue un buen muchacho que buscaba la unidad nacional de la región, de manera que si Yeltsin utilizó los mismos métodos en Chechenia, está históricamente justificado.
Fue Euclides (no Acevedo, sino el anterior) quien dijo: “Denme una palanca y moveré el mundo”.
Yo digo: “Denme un medio e inventaré la verdad”-
¿No es cierto?

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