Los convenios
internacionales son permanentemente cuestionados, y parcialmente desvirtuados,
por los intereses particulares de los países que los proyectan. Su cumplimiento
depende de una suerte de ecuación aritmética en la cual gravita el interés
nacional, la integración local de los países y sus objetivos políticos,
económicos y sociales.
En este
contexto debe buscarse la clave destinada a interpretar las desinteligencias, a
partir de las cuales Paraguay es afectado en el MERCOSUR, por las políticas de los
vecinos Los convenios no constituyen normas sagradas de cumplimiento
automático. Debería ser así, pero la realidad impone condiciones coyunturales a
las cuales se deben los gobiernos, con el objeto de preservar sus objetivos
nacionales.
La ambigüedad en torno al
cumplimiento de los convenios internacionales se funda precisamente en las
políticas nacionales, que deben ser interdependientes y armónicas, para que
ningún país sea menoscabado por el mayor poder económico de los otros.
Se dice que Paraguay es
víctima de Brasil y Argentina por su menor desarrollo relativo. Pero además,
por no haber formulado una política de mediano y largo plazo a partir de
objetivos concretos, sobre la base de un orden de prioridades a partir del
interés de la comunidad.
La política nacional sigue
siendo fundamento y condición insustituible de la interdependencia, cualquiera
sea el grado de desarrollo relativo de las naciones.
De manera que sin una clara
y definida política nacional, la propuesta de progreso, aprovechando las
características de un mercado ampliado, será errático y sin mayores beneficios,
frente a los socios, que fijaron sus prioridades mediante la negociación con
sus propias fuerzas vivas.
Esto implica que la
integración nacional constituye la base de la integración regional. Los
gobiernos y los pueblos deben despojarse de viejas ideas perimidas, para
proyectar con audacia e imaginación nuevas propuestas que apuesten al futuro
inmediato o mediato.
El gobierno funda sus
expectativas económicas en la solución parcial de situaciones coyunturales,
perdiendo de vista el objetivo de constituir una nación moderna, desarrollada e
integrada, al amparo de la justicia y la institucionalidad.
La definición de una política nacional a
largo plazo, permitirá discutir y aun imponer nuestro criterio, en las
situaciones controvertidas del corto plazo, en el entendimiento de que esto que
ocurre hoy, en un área limitada, forma parte de un proyecto nacional que
acompañará toda la nación. En ese caso los socios del MERCOSUR respetaran los
intereses de Paraguay empezaran a ser defendidos en los acuerdos cotidianos.
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