Existe una propuesta para modificar la composición del parlamento, reduciendo el número de legisladores y creando una cámara única.
La propuesta surge de un severo auto análisis, del
diputado proyectista que llegó a importantes conclusiones. La primera y
principal es que los legisladores son demasiados, y para llevar a cabo una
tarea liviana y de pocas consecuencias no es necesaria tanta gente. En segundo
lugar, la multitud de legisladores, legislen o no, implica gastos innecesarios,
e inevitables.
Si agregamos asesores, choferes, vehículos y secretarias, el gasto se multiplica.
Comparto la idea de disminuir el número de legisladores y asesores, pero no
comparto la idea de disminuir el número de secretarias por razones obvias.
El análisis del diputado proyectista advierte que la
confusión y la desorientación se incrementan con el número, lo cual implica no
solamente una simple operación aritmética, sino un hecho conceptual de mayor
trascendencia.
La Constitución del cuarenta, creó un congreso unicameral de sesenta
legisladores.
Con la reforma de la Constitución del 67, durante el
gobierno de Stroesner se impuso la integración con 80 diputados y 45 senadores.
El diputado fue proyectista de la propuesta y tiene razón.. Son demasiados.
Durante los gobiernos de Carlos Antonio Lopez y el
Mariscal Francisco Solano, había también bastantes legisladores.
No se muy bien como eran elegidos, pero lo saludable
era que
el congreso de representantes se reunía cada cinco años, para
escuchar el discurso del presidente.
No sé si cobraban sueldo, pero en todo caso serían
compensados de alguna manera, por molestarse en llegar a la reunión. desde
diversos lugares del país cada cinco años, sin automóviles ni rutas adecuadas.
Un poco como ahora. Escuchaban y no hablaban. Algunos se aventuraban a decir
que todo estaba muy bien, con la esperanza de no ser mal interpretados.
En el caso de que fueran mal interpretados podían
ser fusilados inmediatamente, porque en cualquier país bien organizado discutir
con la autoridad o introducir
disenso configura una flagrante traición a la patria.
A la luz de la experiencia histórica, el Congreso de
Representantes del período de los Lopez
parece el mas sensato y eficiente, aplicando, es claro, la misma
metodología.
Una breve reunión de dos días cada cinco años de
absoluto silencio, para evitar el
macanero; y en algún caso el vivificante estampido de los fusiles para
estimular la representación legítima del pueblo.
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